google.com, pub-3034374697620972, DIRECT, f08c47fec0942fa0 UBA Psico Trabajos y Monografías
Monografías, exámenes domiciliarios y trabajos prácticos, individuales y grupales, realizados para la cursada de materias de la carrera Psicología en la UBA. Los trabajos fueron subidos al blog sin modificaciones ni correcciones posteriores indicándose la nota correspondiente. Los originales están archivados en la Facultad.

P:P: Ámbito Comunitario: Familia y Enfermedad Crónica - Cátedra Única - Dra. Vera Bail Pupko - Informe Final - Nota 9


Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

 

 

P:P: Ámbito Comunitario: Familia y Enfermedad Crónica - Cátedra Única

Dra. Vera Bail Pupko

 

 

 “Informe Final”

 

 

 

 

Estudiante:

Individual

 

 

 

 

año 2016 – primer cuatrimestre


Introducción

 

Partiendo de la definición de psicología comunitaria “como la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social.” (Montero, 1982), nos centramos en la relación recíproca entre el individuo con enfermedad crónica y su red social, la función de las redes sociales de apoyo como recurso de afrontamiento en tanto que favorecen la aplicación de diferentes estrategias, y tienen eficacia en la evitación o reducción del aislamiento y la soledad.

En sentido amplio “la red social de una persona consiste en el conjunto de todas aquellas otras con las que mantiene contacto y que constituyen una forma de cuerpo social” (Rodríguez Marín, 2008). De acuerdo a Sluzki (1998) la evidencia demuestra que una red social personal puede actuar como protectora del individuo en varios sentidos y desde varias perspectivas con relación a su salud, posee condiciones que la hacen salutogénica. Es también la evidencia la que demuestra, según el mismo autor, que ante la presencia de algunas enfermedades, en especial aquellas que transcurren durante un tiempo prolongado, se produce un deterioro de la calidad en la interacción social del individuo, tendiente a reducir la accesibilidad a la red social, lo que impactará negativamente en su salud. Identifica, denominándolos “círculos viciosos”, a esta última situación en la que red social y salud del individuo se ven afectadas recíprocamente en forma negativa y espiralada.

La red social de un individuo puede, o no, ser amplia y variada, a nivel personal “constituye una de las claves centrales de la experiencia individual de identidad, bienestar, competencia y protagonismo o autoría, incluyendo los hábitos de cuidado de salud y capacidad de adaptación a una crisis” (Sluzki, 1998); pero no es de toda su red que recibirá contención y apoyo en caso de crisis o en el transcurso de una enfermedad crónica. Como ya hemos mencionado este tipo de situaciones pueden afectar recíprocamente al individuo y su red. Al referirnos al apoyo, lo hacemos específicamente en relación a un sistema de apoyo social que definimos “como el conjunto de contactos personales mediante los cuales un individuo mantiene su identidad social, recibe apoyo emocional, ayuda material, información y servicios, y hace nuevos contactos sociales dentro de su red social.” (Rodríguez Marín, 2008).

Las investigaciones que se dedicaron al estudio del apoyo social, tanto el natural (el apoyo es recibido por parte de familiares y amigos), como el formal (las intervenciones son realizadas por profesionales o grupos específicos de apoyo social), la relación entre estos y la recuperación de la enfermedad, rehabilitación y adaptación a la enfermedad crónica, arrojan resultados de efectos positivos. En el caso del apoyo social natural, los efectos negativos resultaron de las conductas sobreprotectoras por parte de familiares; en el caso del apoyo formal “dado que las intervenciones presentan una mezcla de información experta, asistencia práctica y apoyo emocional, no queda claro si los resultados se deben principalmente a un tipo de apoyo o a la combinación de todos ellos” (Rodríguez Marín, 2008).

Los grupos de apoyo social que convocan a personas con problemáticas en común promueven las comunicaciones sociales cara a cara entre sus miembros, permitiendo compartir experiencias ante situaciones similares, de este modo abren un abanico de posibilidades de intercomunicación e interacción que permitirán, entre otras cosas, satisfacer necesidades humanas de afecto, pertenencia, seguridad, autoestima, brindar información, ofrecer nuevos y diferentes recursos y facilitar el aprendizaje de nuevas estrategias de afrontamiento.

De acuerdo a Lazarus y Folkman (1986) el afrontamiento son aquellos “esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo”[1]. Los mismos autores identifican dos tipos de estrategias de afrontamiento, aquellas que están basadas en el problema, que se considera resultan cualitativamente más efectivas en sus resultados, y están orientadas a ejercer control sobre algún aspecto de la situación que se presenta como perturbadora tomando una acción directa sobre la misma. Las estrategia que están basadas en las emociones son aquella que se orientan a controlar las emociones negativas producidas por la situación, este tipo de afrontamiento en algunos casos tiende a alterar la significación de los resultados. Generalmente ambas estrategias de afrontamiento son utilizadas en situaciones estresantes, los objetivos que buscan son tratar de producir alguna modificación, hacer tolerable la situación o adaptarse a la misma, mantener la autoestima, el equilibrio emocional y el sostenimiento de las relaciones sociales.

En ambos tipos de estrategias, tanto las basadas en los problemas como las basadas en las emociones, encontramos la búsqueda de apoyo social, en el primer caso con el fin de obtener una ayuda concreta, en el segundo caso el fin está orientado a la búsqueda de acompañamiento, la comprensión y apoyo moral. El apoyo social puede ser eficaz en la evitación o reducción del aislamiento y la soledad. Al referirnos a aislamiento lo hacemos en relación a la situación objetiva de estar separado de los otros, a la pérdida de la comunidad y el contacto social. En cuanto a la soledad, distinguimos la tipología propuesta por Weis (1974)[2], la soledad emocional, aquella que se produce por la falta de una relación relativamente perdurable con otra persona que generen sentimientos de afecto y seguridad, y la soledad social, aquella soledad producida por la no pertenencia a grupos de pares, amigos, o redes sociales que proporcionan sentido de filiación y pertenencia.

 

Objetivo

El objetivo del presente trabajo es, a partir de los conceptos teóricos propuestos en la introducción, analizar la eficacia del grupo como red de apoyo social.

Para ello se observaron las interacciones al interior del grupo de enfermos crónicos que participan de las reuniones de los días jueves por la mañana en el Hospital Durand, se tomarán en consideración las exposiciones individuales y las intervenciones entre pares.

 

Análisis

Para el presente análisis se toman en consideración los dichos expresados por los pacientes en la actualidad y al interior del grupo, sin detenernos a verificar la fidelidad de los relatos con los sucesos narrados; tampoco nos detenemos en la observación de situaciones previas de similares características, consideramos la realidad subjetiva de los pacientes a partir de los relatos de sus vivencias y percepciones.

 

El círculo vicioso de deterioro, un camino hacia el aislamiento y la soledad

“-Con mi hija hasta ahí, donde puedo y como puedo (…) Me pregunta ¿Cómo estás? pero cuando le empezás a contar te cambia el tema, pregunta sin querer saber, por compromiso. Nosotras fuimos muy unidas y compañeras hasta que hubo un primer quiebre, algo que sucedió cuando nació el hijo, mi nieto, pero eso pasó, después hubo un segundo quiebre, cuando empezó mi enfermedad, el T.O.C. y la fibromialgia, y ahí ya se hizo insostenible y fue cuando me echó porque ya no podía vivir más conmigo (…). No entiendo el quiebre, es como si fueran dos vidas en una, no sé dónde pararme en la vida. (…) Si yo no puedo entender mi enfermedad no puedo pretender que otro la entienda.  (Sra. MI, enf: fibromialgia y T.O.C., 50 años, vive sola en una pensión, sin pareja)

 

“-A PA (hijo) algo le cuento, pero muy poco, lo noto cambiado, pero cuando le cuento es como que no quiere escuchar, como que no quiere saber de mi enfermedad (…) Tengo miedo de decirle también, yo sé que PA es como GA (otro hijo mellizo con PA) (…) Yo siento que la enfermedad me quitó a mi hijo y a mis nietos, porque fue después de la enfermedad cuando empecé a deteriorarme que GA puso distancia, porque a los chicos les hacía mal verme así y ellos preferían protegerlos y cuidarlos. (…) Y yo sé que si le digo todo PA se va a ir, eso es algo que lo sé. (…) Me preocupa tantas cosas juntas, una tras de otra, me compré todas las fichas y no tengo gente con la que diga: voy a contar. (…) Cuando salí del oculista salí llorando y deseé encontrarme con alguien que me abrace, aunque sea un extraño, así sin decirme nada, sin que supiera, pero que me abrace.” (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)

 

La enfermedad crónica tiende a limitar la participación del individuo en sus redes sociales, esta limitación conlleva a que en forma recíproca la red social límite la interacción con el individuo. En algunos casos, como en los tomados como ejemplo, la red en la que se presenta el deterioro es la red de relaciones más íntimas, de las que se esperaría que resulte también una red de apoyo. Estas situaciones particulares, ya sea por temor a sufrir una pérdida más significativa, o evitar un deterioro más profundo de los vínculos que todavía se sostienen, llevan al individuo a la omisión de detalles de su enfermedad, a no querer contar sus problemas, ni cargar con preocupaciones a su entorno. El deterioro en las redes sociales atentan contra la salud y el bienestar del individuo, en el caso de redes de relaciones más íntimas, estas omisiones, podrían inducir a la persona al sentimiento de soledad social y emocional, produciendo en el mismo una disminución en la autoestima y un abandono progresivo en el cuidado de su salud. En los casos mencionados se observa que ambas pacientes encuentran obstáculos en la comunicación con personas de su red social de relaciones más íntimas cuando es referida a las situaciones de enfermedad por la que atraviesan y a la evolución de la misma.

 

La disminución de las capacidades y su relación con la autopercepción negativa de sí mismo y la disminución en la autoestima

“-Es absurdo a los mayores hacerles ciertas cirugías, a mi me restó calidad de vida. (…) Estoy asumiendo mi vejez, me cuesta, el tema es que me tomó por asalto, el espejo mismo no me devolvía la imagen de una vieja, ahora sí, y me doy cuenta por atenciones y actitudes, me dan el asiento, me dicen abuela. (…) Me arrepentí de la cirugía y me arrepiento ahora, todo es contrario a lo que planeé para mi vejez (…) una tras otra, la arritmia, la vista, la isquemia en el cerebro, tener que anticoagularme y no poderme operar la vista (…) No quiero ser una vieja ciega y anticoagulada, tener que depender (…) Si no puedo leer no quiero vivir. (…) No quiero asumir que no puedo leer, llegué a leer 72 libros en un mes y ahora no puedo leer ni una hoja. (…) Antes tenía poder sobre mis decisiones, ahora no tengo ni eso, todo es como las cosas se van dando y se dan una tras otra, como dije, me compré las peores fichas, todas las fichas malas.” (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)

 

“-La vejez no me molesta, lo que me molesta es la acumulación de enfermedades, no es la vejez, son las enfermedades, de hecho yo no soy vieja, pero me siento muy limitada, eso pesa. (…) Ahora que viene el frio no sabés qué contenta que estoy, ¡estoy feliz de la vida! Me empiezan todos los dolores, los capilares se rompen, tener la piel sangrada, es feo (…) no puedo salir, por el frio me duele todo, todo eso es por la fibromialgia, no por el T.O.C. (…) me molesta cuando hace frio, toda la noche sin dormir, trato de dormir todo lo que puedo, porque los dolores no me dejan dormir en toda la noche, me baño para darme calor, todo me pesa y me da dolor, la frazada me pesa, la ropa me pesa y así estoy, que no sirvo para nada, todo me cuesta, además el T.O.C. (…) Qué voy a hacer, mis dolores, son tantos años entre ellos y yo, siempre estamos peleando, casi siempre ganan ellos, pero a veces gano yo, cuando logro descansar un rato y no me duele nada, ahí gano yo, son ratitos.” (Sra. MI, enf: fibromialgia y T.O.C., 50 años, vive sola en una pensión, sin pareja)

 

“-No estoy contento con la vejez, pero más o menos por cosas que hablé con mi padre, ahora tengo la misma edad de él cuando se enfermó y hay cosas que vienen y hay que aceptarlas ¿no? no queda otro remedio, no es grato pero es así. (…) Yo lo hablo con OR (su pareja), ella por lo menos escucha, ella cree que es mental y no físico (en referencia a su impotencia sexual) pero es algo que ya por algunas cosas que contaba mi papá yo sabía que podían pasar y bueno, es una pérdida, algo más, pero bueno, es así.“ (Sr. OS, enf: meningioma, 70 años, aloja transitoriamente una hija, con pareja sin convivencia)

 

“-Me está deprimiendo no poder caminar como antes, antes caminaba varias cuadras, ahora no hago ni dos veredas y ya no puedo, me duele y necesito ayuda.” (Sra. ES, enf: metástasis en huesos de cáncer previo, 67 años, vive sola, viuda, con cuidadora)

 

La enfermedad crónica, en algunos casos, conlleva a la pérdida parcial o total de funciones que los pacientes viven como duelos parciales, se ven imposibilitados de realizar cosas que antes hacían sin dificultad y formaban parte de su cotidianeidad. Estas limitaciones o incapacidades son vividas como pérdidas que en algunos casos llevan a situaciones de enojo consigo mismos y frustración, la autopercepción de sí mismos es negativa y afecta disminuyendo la autoestima. De los ejemplos elegidos, en el primero, en etapa de crisis, es notoria la percepción de pérdida y el rechazo de la misma, destaca las imposibilidades que se presentan y la relación que se establece entre la enfermedad y, a partir de la misma, el reconocimiento de la propia vejez que se establece como sentimiento relacionado a las imposibilidades y la dependencia. En el segundo de los ejemplos no relaciona la vejez con la incapacidad, sino que directamente lo hace con la enfermedad. En todos los casos se menciona, con resistencia o adaptados a la enfermedad, el disgusto con relación a la misma y se hace referencia a las imposibilidades en desmedro de la propia estima.

 

El grupo como red de apoyo social y recurso de afrontamiento

“-Estoy pensando y haciendo una evaluación del costo beneficio, pienso en no operarme, qué pasa si no me opero, porque en 7 años desde la última operación no hubo cambios significativos, se mantiene casi igual, entonces no sé si vale la pena hacer la resonancia, igual practico los ejercicios de respiración porque te meten ahí adentro y yo tengo la capacidad disminuida para respirar. (Sr. OS, enf: meningioma, 70 años, aloja transitoriamente una hija, con pareja sin convivencia)

-¡Pero no!, yo después de lo que pasé con mi cirugía, que estaba asustadísima, me abrieron todo el pecho, una resonancia es como sacarte una foto. No dejés de hacerla, nunca está de más y te da una seguridad. (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)

-Sí, es como te dice MA, yo tengo que hacerme cada tanto resonancias, es lo menos invasivo, el encierro no importa, pasa enseguida, es muy rápido, cierro los ojos y me voy. Hacétela igual. (Sra. MI, enf: fibromialgia y T.O.C., 50 años, vive sola en una pensión, sin pareja)

-¿Cómo lo vivís vos, necesitás más apoyo o atención, que te acompañen? (Coordinadora)

-No, no, voy solo, está bien. Sí, lo voy a pensar, el médico lo presentó como algo rutinario y es algo que hay que hacer. (Sr. OS, enf: meningioma, 70 años, aloja transitoriamente una hija, con pareja sin convivencia)”

 

“-¿Y cómo venís comiendo, cómo te manejás con el tema de la comida? (Coordinadora)

-La comida vos sabés que si no es de Jumbo me descompone, como un sándwich de miga de una panadería y confitería que es muy limpia, la chica usa guantes, lo agarra con una pinza y lo sirve en una bandejita con plástico y hace todo en orden. (Sra. MI, enf: fibromialgia y T.O.C., 50 años, vive sola en una pensión, sin pareja)

-¡Ves, eso yo no entiendo! De Jumbo comés, yo te quiero ayudar, te ofrezco traerte pollo, algo cocido en casa y no querés (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)

-Lo que pasa Ma, vos sabés, para mí tiene que ser de una manera, servido de una manera y puesto de un modo que yo tengo que ver para que lo pueda comer, si no es así no puedo, no es por vos, pero tengo que verlo yo. (Sra. MI, enf: fibromialgia y T.O.C., 50 años, vive sola en una pensión, sin pareja)

-Sí, sí, pero sin comer y a sándwich no podés estar, tenés que comer algo que te alimente, algo hay que hacer, porque para colmo no tenés heladera, llamáme y vemos, yo que sé, vamos a algún lugar que a vos te guste y te de confianza, llamáme  (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)”

 

“-(llega mucho más tarde) Perdón. No pensaba venir hoy, pero vine igual. Tengo que ir al hematólogo, decidí anticoagularme, estoy mal, me tiene muy sacada, tengo mucho temor, vi una hemorragia espontánea de una paciente anticoagulada que cuidaba y fue horrible, no me saco esa imagen de la cabeza.” (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)

“-MA, tratá de pensar en cosas lindas, no pienses que todo tiene que ser malo, tratá de traer a tu mente imágenes lindas, tenés que tener imágenes de cosas lindas vividas, que te traigan lindos recuerdos; además vos viste un caso, hay mucha gente anticoagulada, mi hermana estuvo anticoagulada, te conté, y nunca le pasó nada. A mi también me pasa de tener imágenes horribles, pero trato de encontrar las lindas que tengo guardadas, por más tontas y ridículas que sean, que te traigan una sonrisa, que te hagan reír cuando te acordás.” (Sra. ES, enf: metástasis en huesos de cáncer previo, 67 años, vive sola, viuda, con cuidadora)

 

La interacción con los otros en el grupo de apoyo y la participación en el mismo tiene relevancia en varios aspectos, el individuo siente el apoyo de los otros que lo estimulan y dan su opinión respecto de lo que le sucede desde la propia experiencia, desde haber pasado por lo mismo o algo parecido, esto puede dar seguridad y ánimo, fomentando la continuidad en los tratamientos en momentos en el que individuo flaquea en sus fuerzas, voluntad de seguir adelante con sus tratamientos, o presenta dudas. Otro de los beneficios es que con su aporte individual, cada uno de los participantes siente que es útil para alguien más, que su experiencia y opinión le sirve a otro, puede hacer por otro y esto eleva la propia autoestima a la vez que acompaña a otros en sus cavilaciones. La experiencia de ser protagonista y demostrar competencias en determinados temas ya sea por su experiencia o la posibilidad de hacer algo por otros da confianza en sí mismo y produce un sentimiento de autovaloración positivo al sentirse a su vez valorado por esos otros a los que se dirige.

Por otro lado, el intercambio de experiencias en los grupos se presenta como la posibilidad de que cada participante despliegue parte de sus recursos, estilos y  estrategias de afrontamiento, de esta puesta en común pueden beneficiarse todos los integrantes dado que cada uno puede tomar el modelo de lo que a otros les resulta y ser un recurso más a su disposición no considerado hasta ese momento. La escucha de las soluciones que otros aplicaron en situaciones similares puede ser mucho más atenta y efectiva, teniendo más posibilidades de ser llevadas a la práctica si las sugerencias provienen de un par.

 

El grupo de apoyo, un lugar en el que y con el que contar

 “-Le dije a PA (hijo), si te sale el trabajo en el exterior, yo me voy a Uruguay, tengo casa allá y como sea tengo algo de familia, unas primas, pero acá es otra cosa, además de la cobertura médica, ahora tengo mis lugares, el grupo de los jubilados, la biblioteca, los chicos de la biblioteca, (…) este lugar, acá es un espacio que me hace muchísimo bien y del que llegué a los otros, he venido hasta en un estado deplorable como dice mi hijo, pero vine, no quería faltar. (…) [Después de llegar mucho más tarde]: Perdón. No pensaba venir hoy, pero vine igual.” (Sra. MA, enf: cirugía por aneurisma aórtico y secuelas derivadas de la misma, 66 años, vive sola en su depto., sin pareja)

 

“-Y yo me siento cómodo viniendo acá, cuento mis cosas, las cosas que por ahí uno se calla. (…) A mi hija no quiero molestarla, tiene sus cosas, sus problemas, entonces uno no cuenta. (…) Cosas que uno no cuenta, como lo del tema sexual, al final lo conté acá y después hice como me dijeron y lo hablé con el médico (…) me dio una pastillita, me dijo tomáte esto y todo arreglado.” (Sr. OS, enf: meningioma, 70 años, aloja transitoriamente una hija, tiene pareja sin convivencia)

 

“-Necesito descargarlo, me da mucha ansiedad (…) y si no lo cuento acá, me voy mucho mejor de acá, me da un poco de paz.” (Sra. MI, enf: fibromialgia y T.O.C., 50 años, vive sola en una pensión, sin pareja)

 

“-Hoy vine sin gorro para que vean que tengo pelo, creció el pelo, quería mostrarles, además, me dieron ganas de teñirme. (…) El trabajo manual no me saca la cabeza de la enfermedad, necesito estar con gente, con grupos, venir acá.” (Sra. ES, enf: metástasis en huesos de cáncer previo, 67 años, vive sola, viuda, con cuidadora)

 

El grupo de apoyo actúa como el lugar de referencia en el cual contar problemas y dudas que no se presentan en otros ámbitos, el lugar donde tener la confianza para exponer dudas y esperar respuestas y guía de otros. Es el lugar de participación que da sentido de pertenencia y con el cual se cuenta en momentos de crisis o estabilidad. En todos los casos citados, la referencia al grupo es desde ese sentido de pertenencia asociado, más allá de los debates que se susciten: no querer ir pero asistir igual, identificarlo como uno de sus lugares, exponer dudas y temores, compartir los logros y las pequeñas alegrías, llevarse un poco de paz.

 

Conclusiones

La búsqueda de apoyo social es una estrategia de afrontamiento tanto orientada hacia los problemas como orientada hacia las emociones. En el grupo de apoyo se obtienen y brindan diferentes recursos, las relaciones entre los integrantes son simétricas, entre pares que afrontan las mismas problemáticas o parecidas. En aquellos grupos que cuentan con coordinadores/as se promueve la intercomunicación entre los miembros, la puesta en común de las experiencias y la participación dado que las opiniones y soluciones que provienen de quienes pasan por situaciones similares son más escuchadas y tenidas en cuenta para llevarlas a la práctica.

En el grupo de apoyo social “el individuo mantiene una identidad social, recibe apoyo emocional, ayuda material, información y servicios, y hace nuevos contactos sociales dentro de su red social” (Rodríguez Marín, 2008). La influencia de los vínculos y lazos que establezca en el grupo de apoyo social tendrán relevancia en el mantenimiento de la salud psicológica y física de la persona en el transcurso del tiempo. Los individuos desarrollan sentido de pertenencia a los mismos, este sentido de pertenencia y la participación evita o reduce el aislamiento y la soledad social. Se observó que a pesar de las dificultades o malestares y dolencias que se les presenten, los participantes concurren y cuando no lo hacen explican y justifican su inasistencia dando motivos que generalmente son de fuerza mayor, también anuncian sus ausentismo si tiene turnos con médicos o de laboratorios previamente pactados. La intercomunicación y ayuda mutua por fuera del grupo es algo que también se observó en algunos miembros.

Se observó que el grupo de apoyo social en el que los enfermos crónicos participan, además de ser un espacio en el cual poder hablar de todo aquello de lo que no se habla en otras redes sociales, o ámbitos personales, referidos a la enfermedad, dudas, temores, enojos, quejas y dolencias, es convocante también para compartir los pequeños logros y las pequeñas alegrías de cada participante, un espacio que identifican como un lugar de pertenencia y que les hace bien.


[1] Citado por Rodríguez Marín, J. y Neipp López, M. del C. (2008) Manual de Psicología Social de la Salud. Madrid: Ed. Síntesis.

[2] Citado por Bail Pupko, V. (2014) La piel que habla. Buenos Aires: Ed. Catálogos.

 

Implicancia personal

Me resultó difícil al principio apartar mi mirada desde la perspectiva psicoanalítica de base en la que somos formados en la facultad, inclusive al realizar el trabajo se me complicó un poco en algunos aspectos correrme de esa mirada. Es mi primera aproximación a la psicología comunitaria y mi primera vivencia de participación como oyente de la dinámica en el interior de un grupo durante las reuniones. La elaboración del trabajo me llevó a repasar y reconsiderar diferentes momentos, algunos que en primera instancia me costó comprender, otros que claramente dieron cuenta de que se trataba de algo diferente de lo que podía captar en mis primeras miradas y produjeron el insight que me permitió ampliar mi visión y perspectiva. Me ayudó y resultó de muchísima utilidad la participación en el taller de hemodiálisis, el tener que elaborar una puesta en común para todos en conjunto, pacientes, personal y nosotros incluidos, con objetivos que nos propusimos y queríamos cumplir y el haberlos logrado, esto contribuyó en parte para entender la dinámica que se daba en el grupo de enfermos crónicos, creo que el taller, el pensarlo después de realizado junto con pensar el grupo armó un combo que me facilitó mucho aproximarme a entender que se trata de algo diferente de aquella primera mirada.


Bibliografía

·         Bail Pupko, V. (2014), “Crisis, soledad y estrategias de afrontamiento” en La piel que habla. Ed. Catálogos: Buenos Aires.

·         Folkman, S. (1999). “Nuevas Perspectivas sobre el Afrontamiento: Lecciones de las Personas que cuidan Pacientes con Sida”, en La Psicología al Fin del Siglo: Caracas.

·         Montero, M. (2004) Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Editorial Paidós: Buenos Aires.

·         Rice, P.L. (1998). “El afrontamiento del estrés: estrategias cognitivo- conductuales” en Caballo, V. E. Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Siglo Veintiuno de España Editores: Madrid.

·         Rolland, J. (2000). Familias, enfermedad y discapacidad. Gedisa: Barcelona.

·         Rodríguez Marín, J. y Neipp López, M. del C. (2008) Manual de Psicología Social de la Salud. Editorial Síntesis: Madrid.

·         Sluzki, C. (1998). La red social: frontera de la práctica sistémica. Gedisa: Barcelona.

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