google.com, pub-3034374697620972, DIRECT, f08c47fec0942fa0 UBA Psico Trabajos y Monografías: abril 2011
Monografías, exámenes domiciliarios y trabajos prácticos, individuales y grupales, realizados para la cursada de materias de la carrera Psicología en la UBA. Los trabajos fueron subidos al blog sin modificaciones ni correcciones posteriores indicándose la nota correspondiente. Los originales están archivados en la Facultad.

“Apología de la boludez” - Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo (Nota 9)


Universidad de Buenos Aires
Facultad de Psicología

Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II
Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo

"apología de la boludez"

 


Estudiante:
Individual

año 2010 – primer cuatrimestre

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Apología de la boludez


Antes de comenzar mi exposición me permito exorcizar a la palabra "boludo" de aquello que la demoniza y excluye su grafía en el ámbito académico… Hecho esto, el escribir "boludo" no debería diferir de escribir, por ejemplo, "inconsciente" ya sea que nos refiramos al inconsciente de la teoría psicoanalítica freudiana o al que nos venga en mente trátese de quien o de que trátese.

Buscando la etimología de la palabra que me convoca no llegué más que a especulaciones y suposiciones sujetas a variadas interpretaciones, algunas con mayor sentido que otras pero ninguna que pudiera arrogarse exactitud y correspondencia con la utilización del término. En el diccionario de la RAE(1) me enteré de que tiene diferentes acepciones, como adjetivo o sustantivo, de acuerdo a la región en donde se use, cosa que sucede con muchos otros vocablos; en Cuba es un calzado de puntera redonda; en México es algo que tiene protuberancias, se me ocurre como ejemplo esas bolsas plásticas con burbujitas de aire que a mucha gente le encanta hacer estallar entre sus dedos; en El Salvador es alguien adinerado, bien podría decirse, por ejemplo, de algún millonario mediático, o empresario político, o cualquier otro señor acaudalado; en Uruguay tiene varias acepciones, se usa para indicar una persona llegada a la adolescencia o a la juventud, o una persona lerda o irresponsable, para referirse a algo de gran tamaño, se me ocurre como ejemplo nuestro obelisco comparado con el de ellos que es bastante más pequeño. También en aquel país, según la definición, o para decirlo mejor interpretación de la RAE, se lo usa como en Argentina para indicar a una persona que tiene pocas luces o que obra como tal.

Me queda con esta última definición un gran vacío de significado ¿Es eso lo que quiere decir en Argentina la palabra boludo? Se me ocurre que no, que tiene un sentido diferente, que la interpretación que hace la RAE es apropiada para definir a una persona tonta o con alguna tara; hay que ser argentino o haber vivido mucho en este país y asimilado su idiosincrasia para saber qué se quiere decir cuando se dice boludo. Decimos, por ejemplo, que alguien está loco o es tonto pero no es ningún boludo, no hace falta mayores aclaraciones para entender, pero resulta difícil definir el sentido, mucho más utilizar un sinónimo por el cual clarificarlo. Boludo es, a mi juicio, una palabra particular y extraña, no tiene sinónimos (por lo menos que yo haya podido hallar) y tampoco tiene una definición equivalente con el entendimiento generalizado (trate el lector de definirla), se me ocurre pensarla como la onomatopeya de la interpretación del significado. Pero ¿cuál es ese significado?

Durante una clase teórica(2), después de leer el relato La partida de Franz Kafka(3) y de enfatizar la frase del relato "fuera de aquí" para conceptualizar el pensamiento de Nietzsche, Freud y Marx, a propósito del libro homónimo de Foucault(4), como escritores del "fuera de aquí", o como dice Grüner(5) que "han redefinido el espacio mismo de la producción de una nueva manera de leer la escritura del mundo… y lo han hecho violentando, justamente, la Ley de los modos de interpretación establecidos", el profesor trajo la referencia del relato de la expulsión de Adán del paraíso(6), el momento en que, eludiendo la responsabilidad de sus actos y sus consecuencias, primero se esconde por vergüenza, luego le carga la culpa a Eva y finalmente ambos son expulsados, contraponiendo la actitud de Adán a la de Kafka en Carta al padre(7) calificó al primero, además de cobarde, de boludo, lo que en la mayoría de la audiencia, incluyéndome, provocó una sonrisa, todos comprendimos la referencia de dicha calificación. Un docente que estaba sentado entre los estudiantes pidió la palabra para sugerir que tal vez la desobediencia de Adán y su actitud fueran el modo que encontró para hacerse echar de ese paraíso en el que ya no podía permanecer por resultarle insoportable, quizás esa boludez y esa cobardía eran a su modo su "carta al Padre" porque tal vez de haberse hecho plenamente responsable y enfrentado su deseo al del Padre, exponiéndolo, este no lo hubiese echado y en ese caso tendría que haber decidido irse o continuar viviendo en el paraíso bajo el peso del reclamo paterno. Reivindicaba a Adán que al parecer provocaba su independencia como individuo mediante la expulsión, enseguida un estudiante replicó: "Pero no es lo mismo hacerse echar que irse". Entre Adán y Kafka hay una oposición de actitudes evidentes en las que el primero no puede evitar quedar expuesto, aparentemente, como un boludo mientras el segundo aparecería como un hombre cuya actitud fuera la normal y esperable. Me cabe la pregunta de si es correcta esta apreciación acerca de Adán o no será exactamente lo contrario considerándolo en oposición a Kafka, no podría pensarse y entenderse exactamente al revés invirtiendo las consideraciones hacia cada uno de ellos. Expuesto de este modo parecería osado de mi parte, pero vale preguntarse si las conductas normales y esperables tienen correlación con las enunciadas como tales socialmente en las subjetividades que actualmente se construyen.

Foucault(8) sospecha que el lenguaje no dice exactamente lo que dice, que el sentido aparente encubre otro sentido más fuerte que no escapa de ser transmitido. Desde esta sospecha de Foucault, que me sirve como disparadora de asociaciones, se me ocurre pensar, dentro de un terreno muy acotado que pueda tomar como ejemplo, en el decir de una sociedad, en su sentido y en el sentido que encubre sin que escape de ser transmitido. El terreno es un solo término que ya he presentado y, osadamente, se me ocurrió utilizable para calificar a Kafka en lugar de Adán, y las situaciones y discursos en los que ese término es aplicado y las subjetividades que revela.

En 1985 el cantante Gian Franco Pagliaro presentaba su LP(9) Confesiones, para ello eligió la interpretación, incluida en el disco, de Balada del boludo(10), una poesía de Isidoro Blaisten (se adjunta al final del texto); como introducción para explicar la razón de la elección de ese tema en particular contó una anécdota de su niñez, quizás una de las tantas, en la que su padre lo hizo sentir así por haber cambiado una pertenencia de valor (a juicio de su padre) que era de su posesión por un caballito de madera que ansiaba profundamente, el deseo del hijo no coincidía con el deseo del padre y este no dudó en descalificarlo por el mal trueque. Relataba Pagliaro que la sensación de ese momento en su niñez la conservaba intacta y que en la poesía de Blaisten, en la que de algún modo, consideraba, se hacía una reivindicación del boludo, él mismo se sentía reivindicado en parte ante sí mismo y en parte ante su padre. La anécdota del cantante me remite a pensar en cómo se sentía Kafka ante su padre según él mismo describe en su carta, en cómo se hubiese sentido Adán si le hubiese expresado a Dios, al Padre que su deseo no se correspondía con ese paraíso que se le ofrecía, que eso tenía que ver con el deseo del Padre, que lo que hacía a la satisfacción del Padre al hijo sólo podía resignarlo.

Retomando la poesía de Blaisten, desde mi perspectiva, lejos de ser una reivindicación como entiende Pagliaro, es la presentación de una interpretación subjetiva de lo que se representa cuando se dice boludo, que descubre un sentido oculto, revela un sentido más fuerte que está en estrecha correspondencia con la subjetividad actual.

Blaisten comienza su poesía presentando a un personaje desde la pérdida y el destiempo con relación a los otros, a sus contemporáneos, alguien cuyos ideales son notoriamente diferentes de los de la mayoría, alguien a quien su madre le presenta todos los "No" a su conducta y los argumenta o sostiene en la comparación y el contraste con otros miembros de la familia: primos rectos, justos, probos, sagaces y un cuñado astuto; miembros de la sociedad en la que participan de acuerdo a lo que se presenta como norma, aquello que es normal, que es aceptado o está de acuerdo con la subjetividad de la época. Cuando hace hablar al personaje, justo después de que éste asintiera la razón que se le expone, lo califica primero el poeta, lo menciona "boludo" ¿será por quedarse "fuera de aquí" desde la perspectiva asumida por el poeta en re-presentación de la sociedad? Cuando el personaje habla también se califica con el mismo término y propone dejar de serlo, dicho esto se baja del viento y se mete en el subte, lo que debe de ser bastante incómodo para alguien capaz de comprarse un tílburi(11); el contraste de imágenes es fuerte, el viento que da idea de altura, visión amplia, libertad, contra el subte, un lugar oscuro, subterráneo, donde los individuos se trasladan en conjunto, donde son transportados, llevados por una misma senda a puntos de desembarco fijos y preestablecidos. En el año 1965, que fue escrito el poema, trasladarse en subte en lugar de un tílburi sería tal vez la metáfora apropiada, se me ocurre que hoy en día el personaje después de anunciar que sería "astuto y zahorí" se hubiese comprado un plasma o una notebook aprovechando el beneficio de las 50 cuotas "sin interés" de alguna tarjeta crediticia, o quizás hubiese primero adquirido la tarjeta para no quedarse afuera, ¿afuera de dónde? "afuera de aquí". Continúa la poesía anunciando la presencia de los parientes ricos que refuerzan la diferencia entre el antes y el después de la decisión tomada, y la diferencia que todavía y a pesar de su decisión existe entre ellos y él, le dicen: "Eres pobre, pero ningún boludo", mientras "quemaba en las plazas las hojas que molestan en otoño", de ese mismo otoño que se quedaba mirando y por el que perdía el tren del verano. "Las hojas que molestan en la plaza" ¿será necesario mencionar que esas hojas son los propios sueños? (¿Cuántas hojas quemamos? ¿En cuáles plazas molestan?). El deseo, esta vez no del hijo contrapuesto al deseo del padre solamente, sino al del conjunto, al de la sociedad toda, tras la que se ocultan los parientes ricos, los que inventan palabras e imponen interpretaciones, dice Foucault(12) citando a Nietzsche que "las palabras han sido inventadas siempre por las clases superiores; ellas no indican un significado: imponen una interpretación".

"Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño".

Lo que viene después es una situación que se me ocurre confusa, que refleja la confusión del pensar la propia subjetividad. El sujeto no escapa a la cultura que lo atraviesa ni a las interpretaciones que le son impuestas y para buscar el camino del reencuentro con su deseo lo hace a través del Mercado, lo compra como a una mercancía, lo adquiere como un objeto de consumo que le produce conformidad, sopor, alucinación de satisfacción, pero no satisfacción y de ahí la duda que lo embarga, si se me permitiera alterar el orden de los versos, haría aparecer a las fuerzas vivas después de la duda, porque, y esto es una opinión personal, es en la duda donde tenemos la posibilidad de tomar distancia y posicionarnos inicialmente en un "fuera de aquí", lógicamente me refiero a la duda que genera cuestionamientos y replanteamientos sobre la propia subjetividad y no a la duda que es vacilación o titubeo, si la duda se refiriese a las pulgadas que tendrá el plasma a comprar lo que aparece como duda es mera ilusión. No faltó, además de las fuerzas vivas, autoridad moral alguna que le viniera a reprochar su condición: rabino, reverendo, cura católico; incluso representantes de las emociones más íntimas: un alegre y un triste; lógicamente no podía faltar un pobre, su par, pero no los parientes ricos que ya habían hecho acto de presencia cuando era oportuno, cuando correspondía, cuando el personaje les era de alguna utilidad, serán después los primeros en excluirlo. Su madre tampoco faltó a la condena, era de suponerse, de hecho es la voz del primer cuestionamiento que podría traducirse "yo no te enseñé, eduqué, crié, formé, para esto", la voz de la cultura, de la subjetividad, de la interpretación que moldea.

El boludo que presenta Blaisten en su poesía es un personaje que se me ocurre podría ser el de La partida, que escucha el llamado de una trompeta cuyo sirviente no oye, el que sale "fuera de aquí", o el redactor de una Carta al padre, que al deseo de éste confronta su deseo, el que se expresa, se arriesga y se expone, el que manifiesta sus razones, de ser necesario, mas no rinde cuentas, el que es capaz de decir que la satisfacción que se le ofrece no es la satisfacción que lo satisface porque no es la que responde a su angustia, al contrario, la tapa, la ahoga, sosteniendo en él una angustia que le es ajena y las satisfacciones que le ofrece le son ajenas también; pero no el que se desentiende, como Adán, de la responsabilidad de sus actos, de su propio deseo, de su propia angustia, no el que se deja tentar y encuentra en ello una excusa (tampoco es lo mismo tentarse que dejarse tentar), no el que se conforma, el que se acomoda a la forma predominante, a la interpretación impuesta, a la subjetividad conveniente.

Hasta aquí creo haber justificado mi osadía de desplazar el calificativo utilizado para con Adán hacia Kafka, pero ambos aparecen lejanos, inalcanzables, casi inexistentes, como formando parte de una dimensión diferente de la nuestra. Queda todavía darle forma real a la idea que pretendo expresar, pasarla a imágenes de la realidad cotidiana en la que pueda visualizarse.

Cuando propuse dicha inversión calificativa mencioné las que se considerarían conductas normales y esperables, luego hice mención a las situaciones y discursos en los que ese calificativo es utilizado revelando un sentido distinto del que se atrapa inmediatamente, un sentido que está por debajo del sentido manifiesto, y que revela la subjetividad que lo sostiene. He aquí algunos ejemplos cotidianos de los que fuera testigo quien escribe, sólo para pensarlos en relación a lo expuesto:
1) En la televisión, los noticieros presentan el caso de un suboficial de la policía tucumana, un hombre humilde con ingresos insuficientes, casado, con varios hijos, que vive junto a su familia en una vivienda precaria en un barrio de emergencia, que encuentra una importante suma de dinero, localiza al dueño y se lo reintegra, los medios lo presentan como una noticia que asombra (la honestidad asombra), los programas televisivos que confeccionan un resumen de la actualidad diaria o semanal y del espectáculo en horarios centrales se hacen eco de la noticia y la presentan como "el último policía honesto" o "un policía honesto", se deja asociada la actitud del hombre a la de un boludo, alguien lo da a entender, el mismo calificativo es utilizado en diversos círculos ante la misma noticia. 2) Sube una mujer embarazada o una anciana al colectivo, la mayoría de los que van sentados se hacen los dormidos o distraídos porque siempre hay algún boludo que se levanta a ceder el asiento. 3) Alguien decide renunciar a su trabajo por diferencias con determinadas políticas institucionales, los compañeros le sugieren "no seas boludo, si podés hacerte echar". 4) La mujer le da una golosina en el supermercado al hijo mientras hace la compra para que se quede tranquilo, el niño termina su golosina antes de llegar a la caja, la mujer presenta el envase en la caja y lo abona, alguien más la ve pagar el envoltorio vacio y le dice a su acompañante "qué boluda, podría haberlo tirado". 5) El niño va de la mano de sus padres, a un hombre que va delante de ellos se le cae la billetera, el niño se adelanta corriendo, la toma, alcanza al hombre y se la devuelve, el hombre le agradece y lo felicita, también a los padres que vienen detrás, los padres le sonríen en un cruce cordial de palabras, después regañan al niño entre dientes por ser tan boludo, aunque convienen en que es chico y todavía no entiende y le falta aprender. 5) El lector seguramente completará este punto y varios más con ejemplos de la experiencia cotidiana ajena o propia.

Al comienzo dije que se me ocurría pensar la palabra boludo como la onomatopeya de la interpretación del significado, lo sigo sosteniendo, pero si tuviera que definirla de algún modo diría que es un argentinismo utilizado para indicar a la persona que actúa conforme a su deseo y luego, tamizada su acción por la interpretación generalizada socialmente, comprende que su conducta no es la internalizada en sus pares, no es lo que ellos harían y, lejos de enmendarse y justificarse, lo sostiene a pesar de contrariar la subjetividad de su época. A menudo se utiliza como sinónimo la palabra estupidez, pero no lo son, acerca de esta última cito como metáfora una frase de Isidoro Blaisten que dice: "Siempre habrá suicidas convencidos, desamparados que merodean los lugares de la estupidez y de la vanidad humanas, desesperados que buscan la salvación e intentan comprarla en las casas del ramo, matrimonios acaudalados cuya razón de existir es la competencia con otro matrimonio acaudalado, esclavos de las modas literarias sumidos en la perplejidad y el desasosiego, seres oblicuos para quienes la vida es tangencial, tíos que deben ser asesinados, y alguien que sueña un castillo en Irlanda.". Siempre habrá también quienes, ya sea comprándose sus cinco minutos de boludo, redactando una carta, escribiendo un cuento, una poesía, o simplemente con alguna pequeña acción de la que se sientan libres de rendir cuenta, acudirán al llamado que los invite "fuera de aquí", donde cabe la posibilidad del propio deseo.

"Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
—Te quiero."

Epílogo

Interpretamos desde la interpretación que nos interpreta, damos sentido desde el sentido que nos es dado e impuesto, transitamos las palabras, el lenguaje y las ideas que nos transitan, construimos nuestra subjetividad con materiales pre moldeados, compramos el "hágalo usted mismo" distraídos de entender que es un "ármelo usted mismo" para lo cual hay que seguir instrucciones. Mi intención (que guardé hasta el epílogo para no poner sobre aviso al lector), atento a la propuesta "pensar la universidad",  fue, inspirado en la frase de Grüner que cito en la nota 5, violentar en algo el modo de producción acostumbrado en el ámbito académico, atreverme a producir de un modo diferente utilizando y sugiriendo aquello que no es lo habitual, apelar a mi interpretación y exponerla articulada con parte del contenido teórico de la materia. Espero en algo haber incomodado al lector, espero que se haya detenido en el texto escandalizado, espero también que en algún punto haya asentido y, por sobre todo, que haya comprendido mi intención de "hacer" en lugar de "armar".


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Balada del boludo (Isidoro Blaisten - 1965)


Por mirar el otoño
perdía el tren del verano.
Usaba el corazón en la corbata.
Se subía a una nube,
cuando todos bajaban.

Su madre le decía:
No mires las estrellas para abajo,
no mires la lluvia desde arriba.
No camines las calles con la cara,
no ensucies la camisa;
no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja.
No des la espalda al llanto,
no vayas vestido de ventana,
no compres ningún tílburi en desuso.

Mirá tu primo el recto
que duerme por las noches.
Mirá tu primo el justo
que almuerza y se sonríe.
Mirá tu primo el probo
puso un banco en el cielo.
Tu cuñado el astuto
que ahora alquila la lluvia.
Tu otro primo el sagaz
que es gerente en la luna.

—Tienes razón, mamá —dijo el boludo
y se bebió una rosa.
—No seré más boludo—
y se bajó del viento.
—Seré astuto y zahorí—
y dio vuelta una estrella para abajo
y se metió en el subte
y quedaron las gaviotas.

Entonces vinieron los parientes ricos
y le dijeron:
—Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo
y quemaba en las plazas
las hojas que molestan en otoño.
Y llegó fin de mes.
Cobró su primer sueldo
y se compró cinco minutos de boludo.

Entonces vinieron las fuerzas vivas
y le dijeron:
—Has vuelto a ser boludo, boludo.
—Seguirás siendo el mismo boludo de siempre.
—Debes dejar de ser boludo, boludo.

Y medio boludo,
con esos cinco minutos de boludo,
dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo,
hizo un hoyo en la tierra
miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza,
le gritaba boludo.
Y él seguía mirando
a través de los zapatos
como un boludo.

Entonces vino un alegre y le dijo:
—Boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo:
—Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo:
—Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo:
—Reverendo boludo.
Vino un cura católico y le dijo:
—Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo:
—Judío boludo.
Vino su madre y le dijo:
—Hijo, no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo:
—Te quiero.




(1) Real Academia Española. Diccionario de la lengua española vigésimo segunda edición en línea en http://www.rae.es/rae.html
(2) Teórico del 12 de abril de 2010 de la Materia Teoría y Técnica de Grupos Cátedra II  de la Facultad de Psicología de la UBA dictado por el Prof. Adj. Reg. Lic. Marcelo Percia.
(3) Kafka, Franz. Obras Completas. Editorial Teorema. España, 1983.
(4) Foucault, Michel. Nietzsche, Freud y Marx. Ediciones El Cielo Por Asalto. Buenos Aires, 1995.
(5) Gruner, Eduardo: Foucault: una política de la interpretación en Nietzsche, Freud y Marx. Pág. 18. Ediciones El Cielo Por Asalto. Buenos Aires, 1995.
(6) La Biblia. Antiguo Testamento. Génesis capítulo 3 (puede consultarse cualquier edición).
(7) Op. Cit. Nota 3.
(8) Op. Cit. Nota 4 pág. 33.
(9) Long Play (Larga Duración) Antiguo disco de vinilo, el equivalente actual sería el CD (Compact Disc).
(10) Blaisten, Isidoro. Balada del boludo en Poesías de la brújula perdida o Poesías bajo la lluvia según las referencias encontradas, no se identificó editorial y se sabe no fue reeditado. Existe una copia archivada en la Biblioteca Nacional. 1965
(11) Op. Cit. Nota 1. Def: Carruaje de dos ruedas grandes, ligero y sin cubierta, a propósito para dos personas y tirado por una sola caballería.
(12) Op. Cit. Nota 4 pág. 45.

Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo - Segundo parcial domiciliario presentación individual (Nota 9)

Universidad de Buenos Aires
Facultad de Psicología

Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II
Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo


segundo parcial domiciliario
presentación individual

 



Estudiante:
Individual.


año 2010 – primer cuatrimestre

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Consigna a:
Según Anzieu ¿qué herramientas conceptuales puede utilizar para argumentar la siguiente consigna?
Imaginemos que un grupo de estudiantes de la materia Grupos de nuestra facultad participan de un juego de aprendizaje con esta consigna enigmática: "En los próximos cuarenta y cinco minutos conversen de lo que tengan ganas" ¿Qué se te ocurre que puede suceder si estos integrantes carecen de un rol asignado, de un tema propuesto y de un objetivo explícito?

Respuesta a:
Didier Anzieu propone lo que llama estado de ilusión grupal, el cual se da cuando los individuos que componen el grupo tienden a construir un aparato psíquico grupal a partir de su aparato psíquico individual, cuando el grupo es catectizado libidinalmente. Señala que el grupo es una envoltura que mantiene juntos a los individuos, esta envoltura se da porque los integrantes hacen una puesta en común de sus fantasías y angustias, esta envoltura tiene una cara interna, lo que denomina el sí mismo del grupo, un estado psíquico transindividual que no deja de ser un imaginario, pero que permite la circulación fantasmática e identificatoria entre las personas. Se habla entonces de grupo, el grupo asume como tal una identidad individual, se habla por ejemplo de que el grupo espera, el grupo ingresa, el grupo observa, etc, como si se tratase de un individuo.
Pensando la situación sugerida desde la propuesta de Anzieu, antes de introducirnos en la consigna propiamente dicha, pueden hacerse las siguientes consideraciones: que un grupo de estudiantes que cursa una materia no es un grupo como tal, sino una agregado de individuos circunstanciales; que dependiendo del momento de la cursada la consigna podría tener diferentes consecuencias observables, suponiendo el caso de que pasado un tiempo de iniciada la cursada y ya convocados en subgrupos, algunos de los cuales cohesionados, podría suceder que tendieran a nuclearse en dichos subgrupos a partir de la propuesta. Suponiendo que la propuesta es formulada en una etapa temprana de la cursada donde no hay subgrupos formados y abordando ya la consigna en la que sin roles asignados, sin un tema propuesto ni un objetivo explícito, en donde los estudiantes tendrían como tarea una situación atípica, la de formar un grupo de personas que no se conocen y simplemente conversar de lo que tengan ganas. En este caso, ante la supresión de la tarea, según Anzieu, desengancha el Yo individual y permite que se manifiesten fenómenos inconscientes inter-individuales. ¿Qué sucedería entonces?
 Anzieu dice que la situación de grupo es vivida como fuente de angustia del mismo modo y con la misma intensidad con que es vivida como fuente de realización imaginaria del deseo, que en la entrada a un grupo se activan los deseos, que es como la entrada al sueño, donde el aparato psíquico sufre una triple regresión que le permite poner en escena sus fantasmas. Los integrantes proyectarán sus fantasías y sus angustias, sentirán amenazada la integridad de su Yo, su Yo ideal, su Narcisismo, el individuo lo vive como una amenaza, el Yo se siente cuestionado. Algunos estarán callados, replegados en si mismos, expectantes de los otros, otros intentarán interactuar, sacarán un tema de conversación, entre alguno de ellos, alguien hablara de algo específico que para otros podrá ser de interés o será objetado, cada uno de los participantes cuidará sus modos atento a como es visto por los demás. Las  palabras de algún participante, sus actos, su forma de ser, darán cuenta o harán ver, según Anzieu, su fantasma individual inconsciente y esto producirá el reagrupamiento de algunos en torno de él, será convocante a la resonancia fantasmática, alguien comenta un suceso y cada individuo que escucha convoca una experiencia propia u otra experiencia, hay una circulación de todos los fantasmas, el relato se hace de todos, se instala la ilusión grupal como una renovación en conjunto del narcicismo individual amenazado de cada miembro. Será esta, la ilusión grupal, el primero de tres organizadores, según Anzieu, que dará cuenta de la articulación del individuo con el conjunto.

Consigna b:
Según Ulloa, armar un texto con los siguientes conceptos. Ejemplificar.
Cultura mortificanteEncerrona trágicaNumerosidadTernuraInfracciónTransgresión.

Respuesta b:
Para esta consigna voy a articular el armado del texto que incluye los conceptos propuestos con el ejemplo de una experiencia personal de cuando era estudiante de la carrera de enfermería en la escuela "Cecilia Grierson", más precisamente las pasantías en el Hospital Psiquiátrico "José T. Borda" durante la cursada de Enfermería Psiquiátrica en el año 1996. Ambas instituciones son dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Elijo este ejemplo porque habiendo sido una experiencia que dejó muchos interrogantes en mí, desde la lectura de Ulloa me resulta posible arrojar luz sobre algunos acontecimientos y asomarme a comprenderlos dentro de un espectro teórico más amplio que la simple predisposición individual. Aplicaré los conceptos directamente a los contenidos.
El horario a cumplir era desde las 14:00 hs. Hasta las 20:00 hs de Lunes a Jueves. El primer día de pasantías estuvimos demorados sin poder acceder a los servicios debido a que había una fuerte oposición de la institución a la intervención de estudiantes de enfermería, el argumento era que estos alteraban la rutina de los pacientes. Finalmente la docente a cargo de la materia, una psicoanalista, logró obtener la autorización, nos dirigimos a los servicios en los que nos habían repartido y de los que no haríamos rotación. La consigna de la docente a cargo era la interacción con los internos y la observación de sus conductas y, de tener acceso, las historias clínicas para tener información referente a los diagnósticos y las acciones terapéuticas tales como medicación, talleres, sesiones con los terapeutas, etc. Por parte del plantel de docentes en enfermería la consigna era que tratáramos de tener unas prácticas tranquilas, que no nos "mezclemos" mucho con los pacientes y nos alejemos de sus "alteraciones", vale destacar que la presencia de los docentes durante las prácticas no fue continua ni frecuente, más bien fue una "presencia ausente", se presentaban a la hora de ingreso para tomarnos lista en las escalinatas de acceso al hospital, nos indicaban que recorrerían los servicios, y que de surgir algún inconveniente podíamos encontrarlos en un bar muy cercano; luego volvíamos a reunirnos con ellos a las 19:30, media hora antes de la salida, en las escalinatas de acceso al hospital para hacer un breve resumen del día de prácticas y luego retirarnos a nuestros domicilios.
Dije que la presencia de los docentes de enfermería era una "presencia ausente" porque sabíamos que estaban por ahí, porque algunas veces aparecieron por algún servicio, casualmente los que contaban con un plantel de enfermería permanente, estaban mejor controlados y que albergaban patologías no severas, como el de adicciones, por el resto de los servicios, como por ejemplo en el que estuve asignado, la Unidad 26 de pacientes crónicos, a la que luego haré referencia, solamente una vez se asomaron desde lejos, apenas al hall de acceso que vinculaba los pasillos a dos diferentes unidades y en el que los internos tenían prohibida la permanencia para evitar discusiones entre pacientes de las diferentes unidades.
Considerando no solamente lo relatado hasta ahora sino ambas instituciones y el entrecruzamiento entre ellas, la numerosidad social que conforman teniendo en cuenta que una es institución de salud y la otra formadora de profesionales de la salud dependientes ambas de una institución mayor que las nuclea. Una de las primeras cuestiones que relaciono con esta vivencia son los conceptos de cultura mortificante y mortificación,  específicamente por los acontecimientos en las reuniones diarias post-pasantía y en las clases teóricas de los viernes, el grupo de estudiantes en general, los que asistían a las pasantías, aproximadamente unos sesenta individuos, en su mayoría se quejaban de la falta de presencia de los docentes enfermeros, ante algunos reclamos a los mismos, los docentes argumentaban que ellos visitaban los servicios pero como se trataba de un hospital psiquiátrico eso seguramente alteraba a los estudiantes y los hacía tener una falsa percepción de que los docentes no concurrían, ante esta respuesta reiterada, vacía e insatisfactoria, la queja compartida comenzó a hacerse tema de diálogo recurrente entre gran parte de los estudiantes, algunos asumieron una actitud crítica pero dejándose ganar por la respuesta y asumiendo la aceptación, "es imposible remar contra la corriente", estos continuaron con sus prácticas entregados al desgano contando los días que restaban para la finalización de las pasantías y agotando las inasistencias a las mismas sabiendo que la materia Enfermería Psiquiátrica era la más breve de toda la cursada, había sido más importante aprender a tender camas que interactuar con "enfermos mentales"; otros asumieron una actitud que sostuvieron como reaccionaria pero que no era más que un infracción, tomaban ventaja de la actitud de los docentes en su propio beneficio y se escapaban de los servicios a pasar la tarde alejados de los pacientes, poniendo distancia de la realidad aprovechaban el tiempo para estudiar contenidos de otras materias o simplemente conversar de otra cosa, el justificativo era "ellos lo hacen, nosotros también"; otros, un grupo muy pequeño de estudiantes, seis individuos, de los cuales se integraron solamente cinco, entre los que me encontraba, hicieron algo diferente de esas prácticas, algo que no les valió la mejor nota y fue objeto tanto de elogios por parte de algunos de los compañeros al punto de lamentarse no haber integrado ese grupo, como de severas críticas por parte de los docentes y algún personal del hospital, como así también de la indiferencia de muchos.
Nos toco a seis estudiantes (tres mujeres y tres varones) ser asignados a la Unidad 26, de enfermos crónicos según nos refirieron. Al llegar al servicio la primera impresión que tuvimos fue movilizadora hasta las lágrimas, la crudeza de la realidad a la que nos asomábamos por vez primera superaba exponencialmente las referencias que nos habían dado con relación a lo que posiblemente íbamos a encontrar. Ulloa presenta al manicomio como paradigma de la encerrona trágica, nada más contundente para reforzar esto que esa primera impresión guardada en mi recuerdo. Define Ulloa a la encerrona trágica, tomando palabras del texto de Luz Barassi (2010), como "un estar merced de algo que se rechaza. La situación se estructura en dos lugares: dominado/dominador. Y no hay tercero a quien apelar, alguien que represente una ley que garantice la prevalencia de un trato justo por sobre el imperio de la brutalidad del más fuerte". Nos encontramos en esa Unidad con personas abandonadas a su suerte en un espacio donde la permanencia en el montón no significaba pertenencia a un conjunto, mucho menos a un grupo, más que desde la perspectiva del discurso dominante "Unidad 26" equivalente a pacientes "crónicos", lo que en la realidad pudimos traducir como personas que estando dadas de alta no tenían un lugar fuera de la institución psiquiátrica, personas desintegradas de la sociedad. Después de recorrer las dependencias de la unidad  y presentarnos con los pacientes, a los que el hecho de ver caras nuevas y que además se les acercaran a conversar parecía sorprenderlos, visitamos la estación de enfermería que para nuestra sorpresa estaba cerrada bajo llave, a través de los pacientes pudimos averiguar que solamente venía alguna enfermera por la mañana a darles la medicación pero no siempre, en la unidad continua, a la que no fueron asignados estudiantes sucedía exactamente lo mismo; solamente en una oportunidad pudimos tener acceso verbal a una enfermera que apareció en el servicio y a la que le solicitamos el acceso a la estación de enfermería, pero nos fue negado, tenía en su poder una llave que utilizó para entrar y volver a salir a los pocos minutos sin permitirnos visualizar el lugar y entreabriendo la puerta para entrar y salir como si se tratara de ocultar un misterio o algo que por nuestra calidad de intrusos nos estuviera vedado, el trato tampoco fue amigable y nos hizo la recomendación, después de las averiguaciones sobre nuestra presencia en el lugar, de no alterar a los pacientes porque ella no era del servicio de esa unidad y no quería tener que estar viniendo, que bastante trabajo tenía ya con los suyos, en referencia a los pacientes de su unidad. Sí tuvimos acceso a un cuarto pequeño sin ventanas, con dos grandes bibliotecas, un escritorio y una silla, se observaba el desuso del lugar en el olor a encierro y el polvo amontonado, era donde se archivaban las historias clínicas de los pacientes de la unidad, entre ellas logramos encontrar muy pocas de los pacientes que pudimos conocer, habían historias de pacientes que ya no estaban, muchas de las de nuestros pacientes, tenían la última firma de indicaciones hacía ya algunos años.
Durante la tarde los pacientes se dividían entre permanecer acostados en sus camas unos, otros tomaban mate en el comedor durante horas, estos eran los más sociables, otros deambulaban por el pasillo entre el comedor y la sala dormitorio, iban y venían permanentemente o esporádicamente, algunos estaban, según referencia de los que conversaban con nosotros, deambulando por los jardines y volvían por la noche a la hora de la cena, que sucedía cuando nosotros ya nos habíamos retirado. Ninguno transitaba o permanecía en el salón común a ambas unidades salvo que recibiera una visita, por alguna razón los pacientes tenían internalizada esa prohibición, norma o regla y no la transgredían. En el texto ya citado de Luz Barassi escribe que en la encerrona trágica "El afecto que domina es lo siniestro: amenaza, vaga o intensa, que provoca un dolor psíquico en el que se termina viviendo familiarmente, aquello que por hostil y arbitrario es la negación de toda condición familiar amiga", los ecos de ese afecto eran el clima de la unidad en la que nos había tocado ser asignados.
Nos vinculamos prontamente con los pacientes que por la tarde frecuentaban el comedor, con ellos comenzamos a entablar conversaciones que nos permitieron ir conociéndonos y disipando las desconfianzas mutuas, el resto de los pacientes, más reticentes, se acercaban a contemplar nuestro estar en la unidad, hubo también pacientes decididamente reacios a entablar cualquier tipo de diálogo con nosotros ni cruzar palabras o saludo, se limitaban a mirarnos con desconfianza cuando pasaban o si accedíamos a la sala dormitorio invitados por algún otro que quería mostrarnos alguna cosa personal, siempre que accedíamos a esa sala solicitábamos permiso al entrar, aunque no esperábamos la confirmación del mismo. Uno de los estudiantes se vinculó con un paciente mayor que por no tener familia ni donde alojarse, a pesar de tener el alta, permanecía alojado en la institución, versión que corroboramos en su historia clínica, hacía aproximadamente, si mal no recuerdo, diez años o más que estaba en esa situación, con este paciente se aisló durante toda la pasantía en un rincón del comedor, concentrados en partidas de ajedrez, afición que compartían. Al resto, un día se nos ocurrió, a raíz de que un paciente que se puso a hacer muecas y gestos en medio del comedor, jugar al "dígalo con mímica", en principio muy pocos de los pacientes aceptaron la propuesta, de a poco se sumaron más, decidimos establecer un premio, comprábamos una bolsa de caramelos y cada participante que adivinara, como aquel que había hecho la mímica recibía un caramelo. En tres oportunidades fuimos cuestionados por personal del hospital (un médico y dos enfermeras), pero lejos de amedrentarnos seguimos adelante con el juego. Llegar al hospital cada día era un acontecimiento, algunos pacientes comenzaron a esperarnos en la puerta, otros en la entrada al pabellón de la unidad, otros en la puerta de la unidad, lo primero que hacíamos junto con los pacientes era anotar las frases, títulos de películas, canciones o libros o lo que quisieran representar, luego asignábamos los turnos mediante sorteo, finalmente organizábamos el lugar y comenzábamos el juego.
Dice Ulloa en el capítulo 5 de su Novela clínica psicoanalítica que "la locura promueve con frecuencia reacciones de maltrato y el maltrato incrementa el sufrimiento de la locura" y que "en función de sus atributos básicos, la ternura será abri­go frente a los rigores de la intemperie, alimento frente a los del hambre y fundamentalmente buen trato, como escudo pro­tector ante las violencias inevitables del vivir". Entiendo ahora que en el juego compartido, en la participación recíproca en el mismo, en la dedicación a organizarlo, en la humilde premiación, en las risas y los abrazos, poníamos de manifiesto el lazo tierno, el afecto "relacionado con la ternura materna, generalmente esperada, demandada" según Barassi (2010).
Para cuando los juegos se hicieron más numerosos en jugadores y audiencias porque logramos vincular la Unidad 26 con la otra unidad con la que compartía piso, ganamos el espacio prohibido, organizábamos los juegos en el hall común, espacioso, que estaba solamente destinado a las escasas y esporádicas visitas que muy pocos pacientes recibían, en ese mismo hall fue donde organizamos la fiesta de despedida, una auténtica fiesta de la que conservo las fotografías, una fiesta donde los internos de ambas unidades compartieron el espacio en armonía junto con nsotros.
Dice Ulloa en la obra citada anteriormente que "La transgresión es fundadora, en el sentido en que implica un principio de respuesta mayor, a cara o cruz; también supone el riesgo de morir en la deman­da. No así la infracción, que se conforma en general con obte­ner alguna mezquina ventaja, aprovechando circunstancias propicias, a la manera de "bailemos en el bosque mientras el lobo no está...". Veo en aquel juego, nuestro juego, nuestro de internos y pasantes de enfermería una transgresión en la que fundamos en los espacios vedados, un espacio común, dimos a los pacientes y a nosotros mismos y fue dado por los pacientes a nosotros y a ellos mismos, una respuesta mayor, hubo una apuesta a cara o cruz y tomamos el riesgo, aunque hayamos muerto en el intento porque después de las prácticas retornamos tres de los pasantes en tres oportunidades, la primera vez, un mes después de las prácticas, pudimos convocar a algunos pacientes de ambas unidades y pasamos la tarde conversando, mirando las fotografías de la fiesta y compartiendo caramelos en el espacio común; la segunda vez, al mes siguiente, ya no fue posible convocarlos al mismo espacio y tuvimos que contentarnos con visitar a cada unidad en sus respectivos comedores, la tercera vez, poco más de un mes después, no se nos permitió pasar del hall central de entrada de la institución, a pesar de reconocernos se nos dijo que no éramos personal de la institución y no se nos autorizaba el ingreso, que nuestras prácticas habían finalizado hacía mucho y no había quien se hiciera responsable de nosotros y no se nos podía autorizar como visitantes porque no teníamos familiares ni amigos entre los internos, aunque discutimos ese último punto la negativa fue contundente, después de eso ya no retornamos; aquí cabe citar otro concepto de Ulloa, el de "Síndrome de Violentación Institucional". Y para cerrar el trabajo desde este último concepto también, cabe la anécdota del examen final de Enfermería Psiquiátrica; ante la licencia de la psicoanalista a cargo de la materia, la evaluación de la asignatura estuvo a cargo del plantel docente acompañante, fue realizada en grupos de acuerdo a como fuimos asignados, los únicos tres estudiantes denunciantes de la actitud de los docentes, los portavoces, los mismos que asumieron la organización del juego en la unidad durante las pasantías por lo que fueran presentadas quejas a la escuela de enfermería, aprobamos después de larga deliberación entre los docentes con la calificación más baja.
Cierro con palabras de Ulloa en su obra ya citada:
"Esta violentación institucional implica la presencia de una intimidación, más o menos sorda en función del acostumbra­miento, que conspira contra la imprescindible intimidad para investir de interés personal la tarea que desarrolla. Frente a este desinterés por lo propio, mal puede alguien prestar aten­ción considerada a la actividad y al decir de los otros. Cuando la gente no se escucha, se ve favorecida la aparición de predi­cadores en un desierto de oídos sordos, estado que puede co­rresponder a todo aquel que teniendo algo que decir, al no encontrar escucha degrada su discurso a vana repetición. La sorda intimidación, cabe insistir, hace retroceder la necesaria resonancia íntima que permite recibir el decir del otro in­vestido libidinalmente de interés".


Bibliografía


·        Anzieu, Didier. El grupo y el inconsciente: lo imaginario grupal. Editorial Biblioteca Nueva. Madrid (1998).

·        Anzieu, Didier. El Yo-Grupo, el Grupo-Cuerpo. Entrevista realizada por Dominique Wintrebert. Revista Vertex. Argentina (1992).

·        Barassi, Luz; Bercovich, Karina. Cuaderno de Autores: Didier Anzieu. Publicación de la Cátedra Teoría y Técnica de Grupos II (2009). (En http://gruposuba.ning.com/page/cuadernos-de-autores)

·        Barassi, Luz; Lectura de "La Novela Psicoanalítica" de Fernando Ulloa. Texto aportado por la docente de trabajos prácticos (2010).

·        Laboratorio de Análisis Institucional de Rosario (LAIR). Entrevista a Ulloa (fragmento). En http://lair.a.wiki-site.com/index.php/Entrevista_a_ulloa

·        Pavlovsky, Eduardo. Lo fantasmático social y lo imaginario grupal. En Lo Grupal I. Ediciones Búsqueda. Buenos Aires (1983). (En textos de cátedra CEP)

·        Ulloa, Fernando. Novela clínica psicoanalítica. Historial de una práctica. Cap. 5. Editorial Paidós. Buenos Aires (1995).