google.com, pub-3034374697620972, DIRECT, f08c47fec0942fa0 UBA Psico Trabajos y Monografías: Monografía de Seminario “La inadaptación social de los delincuentes” Capítulo V del libro Criminología de José Ingenieros - Historia de la Psicología - Cátedra II Prof. Dra. Lucía Rossi (Nota 8)
Monografías, exámenes domiciliarios y trabajos prácticos, individuales y grupales, realizados para la cursada de materias de la carrera Psicología en la UBA. Los trabajos fueron subidos al blog sin modificaciones ni correcciones posteriores indicándose la nota correspondiente. Los originales están archivados en la Facultad.

Monografía de Seminario “La inadaptación social de los delincuentes” Capítulo V del libro Criminología de José Ingenieros - Historia de la Psicología - Cátedra II Prof. Dra. Lucía Rossi (Nota 8)




Universidad de Buenos Aires
Facultad de Psicología

Historia de la Psicología - Cátedra II
Prof. Dra. Lucía Rossi

 Monografía de Seminario
"La inadaptación social de los delincuentes"
Capítulo V del libro Criminología de José Ingenieros

 




Estudiante:
Individual

año 2011 – primer cuatrimestre

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José Ingenieros, cuyo nombre real era Giuseppe Ingegnieri, nació en Italia en 1877, de muy pequeño vino con sus padres a la Argentina, donde desde niño, debido a las dificultades económicas en su hogar, trabajó junto a su a padre, que era periodista, como corrector de pruebas de imprenta. Recibido de farmacéutico y médico, se dedicó a la psiquiatra, la criminología, la docencia y la filosofía, fue un infatigable lector y un prolífico escritor. Popular por un modo de vestir extravagante y exuberante que sostuvo hasta 1910 y poseedor de un especial sentido del humor y de la broma(1), fue uno de los más destacados representantes del Positivismo en la Argentina. Falleció en el año 1925 a la edad de 48 años.


Considerando la periodización histórica propuesta por el sociólogo argentino Gino Germani para la cual toma como eje fundamental de división el modo de participación política, ubicamos a José Ingenieros dentro del primer período de democracia de participación restringida entre los años 1880 y 1916. Estos años estuvieron caracterizados políticamente por un estado conservador donde la conducción del país estaba en manos de las clases ilustradas que, subordinadas al poder económico de los terratenientes, teniendo como meta la organización nacional y el desarrollo de formas modernas de producción agropecuaria a través de la captación de capitales extranjeros, promovió la inmigración europea con consecuencias políticas y económicas inesperadas para las elites dirigentes.

La masiva llegada de inmigrantes europeos al país, en su mayoría acostumbrados a las labores agrarias, de precarios recursos culturales y sanitarios, sumados a la corriente migratoria interna hacia los centros urbanos, la falta de políticas sociales que legitimen los derechos de los habitantes, de asignación de tierras y de integración económica derivan en una temprana y desorganizada urbanización de la ciudad. La población se aglomera en inquilinatos, los famosos conventillos de los que da cuenta parte de la literatura local, surgen improvisados oficios urbanos, se extrema la polarización entre una elite minoritaria con el poder de toma de decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto y el resto de la población que en general está sumida en la pobreza o subsistencia precaria. Estando ambos extremos concentrados en la misma ciudad, las clases gobernantes instrumentan políticas institucionales para ejercer el control e imponer un orden social con el acento puesto en la disfuncionalidad en la integración laboral, su contención y derivación asistencial: hospicios, asilos, cárceles y escuelas.
En este contexto político, social y económico el sujeto es definido desde las instituciones en términos funcionales a las políticas del Estado como pasivo y determinado por causas externas ajenas a él. "En los momentos de máxima restricción política, prevalece una concepción pasivizante del sujeto social: aparece retratado en sus déficit, imposibilidades y minusvalías, con necesidad de ser 'asistido'. Prevalecen explicaciones naturalistas, que amortiguan y atenúan el componente subjetivo, a favor de una fundamentación que destaca la inexorabilidad determinista del carácter biológico. La psicología, en este contexto, formará parte de un complejo sistema de tutelajes, que encubren sutiles formas de control social" (Rossi 2001). José Ingenieros es una de las figuras más relevantes de este período con su protagonismo y desarrollos médico y filosófico en criminología, su enfoque es genético y se afianza en el fundamento neurológico y el concepto de adaptación.


En su libro Criminología, Ingenieros fundamenta su crítica al Derecho Penal clásico y la definición del delito como toda violación del derecho sosteniendo que la aplicación de los criterios científicos al estudio del mismo abren una nueva concepción del Derecho fundada en los datos que aporta la criminología, la cual comenzaba a definir algunos principios generales. Contempla tres aspectos que considera fundamentales para el estudio del delito, uno que menciona como "terapéutica criminal" en referencia a la profilaxia y la represión de la criminalidad, un segundo aspecto es una "clínica criminológica" que contemple las características que presentan los delincuentes y como tercero, la "etiología criminal" que se enfoque en las causas de la criminalidad; esta última encargada de estudiar por un lado los factores propios de la constitución psicofísica de los delincuentes diferenciando entre el estudio de las características morfológicas y las anormalidades psicológicas, y por otro lado los factores que son propios del ambiente en el que el criminal actúa, atendiendo a las causas propias del ambiente social y a las causas propias del ambiente físico. Sostiene que todos estos factores pueden estar combinados en diferentes proporciones pero que siempre son concurrentes en la determinación del delito y que en el estudio de las causas se evidencia que siempre junto a los factores sociales y físicos existen factores antropológicos representados en las anormalidades de los delincuentes, pero, restando peso a las teorizaciones de Lombroso al que reprocha el limitarse solamente a la consideración de los rasgos atávicos, aunque con el reconocimiento de que a partir de él se comenzó a estudiar al delincuente y no al delito, sostiene que las anormalidades morfológicas pueden referir a lo que llama degeneración en general y es insuficiente para inferirle un valor específico como exponente de criminalidad, basa entonces el estudio fundamental y específico de los delincuentes en las anormalidades de su funcionamiento psicológico, indicando que "Si se pudiera hablar de escuelas para designar las tendencias científicas, la nueva debería llamarse escuela psicopatológica" (Ingenieros 1913). Desde esta postura queda definida la criminalidad desde lo patológico en términos de ambiente y adaptación.

El capítulo V, que es el que nos atañe, "La inadaptación social de los delincuentes", parte desde la consideración del individuo como un ser biológico en el que la adquisición progresiva de las funciones psíquicas están determinadas por las condiciones de existencia y adaptación. Me interesa de este capítulo, sin abundar en todas las consideraciones que el autor expresa y que harían demasiada extensa la elaboración del presente trabajo, rescatar y puntualizar  algunas frases específicas que dan cuenta de la mirada que los sectores dominantes de la sociedad tenían sobre el resto de la población y del consenso encontrado en parte de la comunidad científica y las instituciones de la época, desde donde se construyeron las concepciones que favorecieron la implementación de políticas destinadas a ejercer el control y ordenamiento social en nombre de la defensa de la sociedad.

 Ingenieros desarrolla este capítulo en cinco apartados, el primero de ellos trata de la formación natural de la personalidad social, donde desarrolla conceptos en su mayoría sostenidos en la teoría evolucionista de Darwin, indica que en el desenvolvimiento individual intervienen dos factores, uno de ellos la educación, que define como "el proceso continuo de adaptación del temperamento congénito al medio social.", el otro factor es la herencia y especifica que cada individuo "recibe al nacer determinadas tendencias biopsíquicas; el patrimonio hereditario representa la mentalidad común a la especie, más las variaciones especiales adquiridas por sus ascendientes directos, raza, sociedad, familia" para luego afirmar que la herencia psicológica es un hecho indiscutido de la psicología contemporánea. En la última frase de la cita donde son mencionadas las variaciones dadas en la ascendencia directa se puede tomar nota del lugar y las limitaciones que se les asigna a ciertos actores sociales, la construcción del sujeto pasivo y determinado por causas externas y ajenas al mismo, justificando de este modo la participación política restringida. Más adelante en el segundo apartado que trata de la personalidad, el carácter y la conducta, dice que "un espíritu pobre, desprovisto de toda educación, será un fronterizo perpetuo de la imbecilidad; si, en cambio, recibe una educación hábil y paciente, puede llegar a adaptarse bien a su medio social y hasta ser considerado como un hombre de mentalidad superior, hecho que se observa con frecuencia en las clases sociales privilegiadas.". Si bien en este apartado hace referencia a las diferencias en las aptitudes individuales y en la educación destacando la importancia de esta última, siendo la escuela la institución en la que, como modo de ordenar socialmente al individuo, se deriva la responsabilidad de educar, no deja de destacar aquello que por cuestiones evolutivas es característico de las clases sociales privilegiadas, la mentalidad superior, que no contrasta cuando en el capítulo VIII dice que "la miseria fue, en todo tiempo, un factor de la criminalidad" al exponer la necesidad de una legislación social como principal medida para la previsión y profilaxia de la delincuencia además de la profilaxia de la inmigración, la educación social de la infancia y la corrección preventiva de la malvivencia.
En el apartado tercero donde hace un desarrollo de los caracteres anormales y la conducta antisocial, en el que especifica que la conducta se mide con relación a la sociedad que construye los conceptos sociales de moral, derecho, mal y delito, que el carácter tiene también un valor social según se traduzca en actos adaptados a la moral y el derecho vigente pudiendo ser bueno o malo, honesto o delictuoso y que las anormalidades que presente pueden ser tanto productos de la herencia biopsíquica como de la mala influencia educativa del medio social, define "como patológico todo carácter que se manifiesta por una conducta inadaptada al medio social. Si la inadaptación no es nociva, el hombre es simplemente «extrasocial»; si, además de inadaptada, es nociva a la sociedad o a sus componentes, el hombre es «antisocial», y según los casos será inmoral ó delincuente.".  Define el objeto de estudio de la psicología criminal y lo circunscribe dentro de un contexto social en donde de antemano está también definido institucionalmente el rol del sujeto y su funcionalidad dentro de un marco ordenador beneficioso para la sociedad en la que la lucha por la vida se ve intensificada, al menos en las grandes ciudades como describe en un capítulo posterior.
En el cuarto apartado trata de la psicopatología de los delincuentes, y lo abre especificando, como anticipara en el título, que la ciencia encargada de estudiar la conducta antisocial que se manifiesta por actos delictuosos es la psicopatología y subraya que la misma "es una rama de la psicología clínica y toma sus fundamentos en la patología mental: no en el absurdo sentido de que todo delincuente debe ser estudiado como si fuera un loco, sino en el de que presenta anomalías de sus funciones psíquicas que determinan la inadaptación social de su conducta.". El delincuente no es necesariamente un loco, pero en la medida en que es disfuncional se lo define en los términos de la patología y la enfermedad, de lo cual resultará su derivación a la institución que resulte pertinente, tal como manifiesta en el capítulo VIII: prisiones para los delincuentes ocasionales de mínima temibilidad, penitenciarías para delincuentes reformables de mediana temibilidad, presidios para delincuentes irreformables de temibilidad máxima y los establecimientos especiales (asilos de contraventores, asilos de menores, prisiones de procesados, manicomios criminales y cárceles de mujeres).
Ya en el apartado cinco a modo de resumen del capítulo cierra con las conclusiones del mismo entre las que leemos: "Cuando los actos que exteriorizan el carácter individual no se adaptan a las condiciones sociales de lucha por la vida (representadas por la moral y concretadas en el derecho) los actos son, socialmente, inmorales o delictuosos. Por eso la psicopatología de los delincuentes debe estudiar el valor de sus actos con respecto a la sociedad." Y en el párrafo final: "En los diversos delincuentes se observa un predominio de las anomalías morales, intelectuales o volitivas, lo mismo que en los caracteres normales.". Estas dos frases ilustran el recorrido inicial del presente trabajo en el que se desarrollan las características del primer período de democracia de participación fuertemente restringida en donde la universidad y la psicología, trabajando en sintonía en un mismo proyecto con el Estado, sostienen un concepto de sujeto pasivo y manipulable para definir políticas tendientes al control y el ordenamiento en medio de una situación crítica de vertiginosa e intensa transformación social, donde la mayoría de la población pertenece a los estratos de menores recursos y el país es conducido por minoritarias elites ilustradas subordinadas a un grupo de terratenientes con absoluto poder económico.


A modo de conclusión, desde una apreciación personal y tangencial al desarrollo precedente, después de haber trabajado los textos del seminario, de la cátedra, la fuente escogida para la presente elaboración y de haber indagado aspectos concernientes a la personalidad y vida del autor elegido, reflexiono sobre el papel que juegan todos los actores sociales en un escenario social dado, construyendo conceptos que definen sectores y clases, identidades e identificaciones, y aquellos que conscientemente o no, atravesados por su época, valiéndose de las herramientas intelectuales de que disponen, categorizan denotando y connotando la propia posición en esa sociedad, escriben una historia que desde diferentes perspectivas invita a pensar. Relacionando ahora este cierre con la materia, especialmente los temas vistos en seminario, si tuviera que elegir el recorte de uno de ellos para profundizar e investigar sería la interrelación entre la historia individual de José Ingenieros, representante más destacado e influyente del positivismo en la Argentina, y la subjetividad de su época, la retroalimentación existente entre los escenarios posibles por los que dicho personaje transitó, la huella que cada uno dejó en el otro y las posteriores incidencias en contextos sociales más amplios.




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1 Buscando información adicional que me diera una referencia más amplia acerca de José Ingenieros en su dimensión humana en tanto sujeto de su época, de la mucha que hallé, hubo un texto que cito en la bibliografía debido a que resume algunos aspectos de su personalidad que me eran desconocidos y es de donde tomo la referencia a su sentido de la broma. Transcribo tres breves párrafos: "…fuera suspendido del Partido Socialista por ir a una manifestación obrera de levita y galera. En efecto: se había hecho popular por su exótica manera de vestir: embolsado en una inmensa levita, sombrero de copa, cuello gigante, chaleco colorado. Solía utilizar un prendedor que decía 'Arbiter Elegantarium'. Vestimentas extrañas que dejó de usar después de 1910.". "Le gustaba gastar bromas crueles tales como presentar como un caso clínico en la Revista de Psiquiatría a un escritor uruguayo, que no gozaba de su simpatía. O salir en defensa de un intelectual para que no fuera deportado por la Ley de Residencia, cuando el mismo no tenía inconvenientes. O presentar y homenajear como escritores consagrados a alienados que sacaba del hospicio. También eludir un reto a duelo, argumentando que no podía batirse con un enfermo mental a quien tenía en asistencia.".  "A su vuelta de Europa, deseaba ser admitido en el Jockey Club, al cual no pudo acceder, no tanto por su pasado de inmigrante socialista y bromista, sino por su indiscreción como psiquiatra. Pues en una publicación que había efectuado, del ejemplo clínico podía deducirse la identidad de la paciente, que era familiar de alguno de la comisión directiva.". Este hallazgo, sumado al aspecto académico y sus desarrollos, vistos en el seminario y para la presente elaboración, me abren a una nueva perspectiva sobre el autor y su inclusión dentro la época y sociedad en la que le tocó ser partícipe, claro que nada tiene que ver con la consigna del trabajo y debido a eso lo agrego como nota al final del documento. José Ingenieros, autor de El hombre mediocre, publicado en el mismo año que Criminología, se me presenta, en lo personal, como un personaje atractivo y curioso de ser estudiado más a fondo por cuestiones que a primera vista suscitan intrigas y curiosidad en mí; un inmigrante que nacionaliza su nombre, que pasa necesidades económicas en su niñez por las que a temprana edad debe trabajar con su padre, que de adulto viste de forma extravagante por lo que no pasa desapercibido, que sostiene discursos en los que contrasta al hombre de genio con el hombre de la mediocridad y advierte acerca de los peligros de la misma, con inclinación a gastar bromas crueles sobre todo a sus adversarios o dejar deslizar por deducción la identidad de una paciente, un hombre que sabe ganarse una posición prominente e influyente en la sociedad de su tiempo y que a su vez teoriza y sienta las bases de una psicopatología criminal desde la que se habilita el control sobre la sociedad y los individuos que la conforman. Muchos interrogantes me surgen sobre Ingenieros que tienen que ver con los aspectos íntimos de su pensamiento y su sentir y las circunstancias que lo motivaron y movilizaron, pero escapan a la consigna de este trabajo.



Bibliografía


García de Onrubia, L.: "Tres momentos de la constitución de la psicología en la Argentina", en Rossi L. y col.: Psicología en Argentina. Capítulos olvidados de una historia reciente. Editorial Tekné. Buenos Aires. 1994.
Ingenieros, J.: (1913) Criminología. Daniel Jorro Editor. Madrid.  Se utilizó la versión electrónica descargada de Scribd es.scribd.com
Ingenieros, J.: (1909) "La psicología en la República Argentina (1909)", en Anales de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires. I. 1910.
Mangiola, B.: El multifacético José Ingenieros (esbozado en cuatro tiempos) (1998) en www.herreros.com.ar/ingeniero.htm
Miceli, C.: "El método patológico de Ribot y la psicología experimental en la Argentina de principios de siglo", en Rossi L. y col.: Psicología en Argentina. Capítulos olvidados de una historia reciente. Editorial Tekné. Buenos Aires. 1994.
Rossi L. y col.: Psicología: su inscripción universitaria como profesión. JVE Ediciones. Eudeba. Buenos Aires. 2001.
Rossi L. y col.: Psicología: Secuencias instituyentes de una profesión. Editorial Secretaría de la Cultura, Facultad de Psicología, UBA. 1995.

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