google.com, pub-3034374697620972, DIRECT, f08c47fec0942fa0 UBA Psico Trabajos y Monografías: Segundo Informe de Práctica - P.P.: P.P.: Área Social Comunitaria: Intervenciones Psicoanalíticas con Jóvenes en Situación de Vulnerabilidad - Prof. Dra. Liliana Szapiro - Nota 10
Monografías, exámenes domiciliarios y trabajos prácticos, individuales y grupales, realizados para la cursada de materias de la carrera Psicología en la UBA. Los trabajos fueron subidos al blog sin modificaciones ni correcciones posteriores indicándose la nota correspondiente. Los originales están archivados en la Facultad.

Segundo Informe de Práctica - P.P.: P.P.: Área Social Comunitaria: Intervenciones Psicoanalíticas con Jóvenes en Situación de Vulnerabilidad - Prof. Dra. Liliana Szapiro - Nota 10

 (Las referencias a procedencias, destinos y sitios no han sido explicitadas, del mismo modo que no se hace referencia a nombres por lo que es imposible cualquier identificación de personas, así mismo las personas a las que pudiera hacer referencia el trabajo serían actualmente todas mayores de edad, ha de considerarse del mismo modo que más de un caso revisten las mismas características, lo que indica que, tristemente, historias como la de la narración se repiten permitiendonos suponer el presente trabajo una ficción de muchas realidades)

                                      

Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

 

 

P.P.: P.P.: Área Social Comunitaria:

Intervenciones Psicoanalíticas con Jóvenes en Situación de Vulnerabilidad

Dra. Liliana Szapiro

 

 

Segundo Informe de Práctica

de eso no se habla

 

 

 

Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes

Defensoría Zonal

 

 

Estudiante: 

Individual

 

 

año 2016 – Segundo Cuatrimestre


 

La práctica en la Defensoría Zonal (DZ) dificulta realizar, desde la observación directa, el seguimiento de un caso específico debido a que por la modalidad y características de trabajo difícilmente se tenga la oportunidad de presenciar dos entrevistas seguidas referidas a un mismo sujeto. La posibilidad de tener una perspectiva de las historias y una aproximación al contexto situacional de cada uno de ellos no está dada tanto por la escucha directa de la persona, sino por los legajos que se abren en la DZ. En ellos pueden rastrearse, a partir del motivo de derivación o de la demanda espontánea, las diferentes instancias de intervención, la articulación con otras instituciones y acceder a una reconstrucción de una parte de la historia individual del sujeto a partir de la escucha que hace el equipo interviniente de la palabra del propio sujeto y la de los integrantes de su red familiar y social, escucha que tiene lugar en el espacio de las entrevistas; también en los informes puede realizarse una lectura de las voces de quienes intervienen desde las instituciones que articulan entre sí en relación a la situación que haya motivado la apertura del legajo y su posterior evolución.

Al referirnos al sujeto, no debemos olvidar que en todos los casos se trata de un niño/a o adolescente con alguno o varios de sus derechos vulnerados, lo que requiere de la intervención de los agentes y organismos que garanticen la restitución de los mismos de acuerdo con lo que se establece en la legislación vigente. En nuestro caso son de interés los equipos actuantes de la DZ, en especial el recorte de las intervenciones que se realizan desde una perspectiva psicoanalítica por las licenciadas en psicología que los integran, razón por la que posiblemente se privilegien, si se hiciera mención, las referencias a las intervenciones con relación a esta disciplina, sin por ello restarle valor a las intervenciones de las otras disciplinas que participan y reconociendo, desde lo observado, que las decisiones están atravesadas por el aporte interdisciplinar del equipo como tal.

Me parece importante destacar que cuando una misma situación involucra a más de un niño/a o adolescente de un mismo grupo familiar, en un legajo común se agrupan los legajos de cada uno de los integrantes, pudiéndose tratar de hermanos entre sí o de una madre y su descendencia, en esta última situación la referencia que estamos haciendo es a madres adolescentes o madres niñas. Estos legajos permiten tomar cuenta del bosquejo de contextos situacionales que se resumen en informes de entrevistas, de derivaciones e intervenciones.

Es a través de la observación directa de las entrevistas, para quienes se acercan por vez primera a las prácticas, por lo menos en mi propia experiencia, que se logran dimensionar algunos aspectos de ese esbozo que presentan los expedientes. Por un lado, la intervención del profesional en la disciplina que nos compete que, si bien la finalidad de la misma en la DZ no es la de brindar tratamiento, sino la de detectar derechos vulnerados y, en conjunto con el equipo, decidir los pasos a seguir en consecuencia, en ocasiones habilita un espacio de escucha diferente de aquello que los sujetos entrevistados dicen. Por otro lado los relatos de los sujetos entrevistados, no solamente aquellos que integran la población etaria en función de la cual fueron creadas las DZ, sino aquellos otros que integran el contexto adulto de los niños/as y/o adolescentes cuyos nombres encabezan los legajos.

Con relación a la población que atienden los equipos de las DZ dice Liliana Szapiro (2012)[1] que “en su gran mayoría son sujetos que han podido ser alojados tempranamente en el deseo del Otro de manera muy precaria”. Situación que es observable en las entrevistas, no solamente en los niños/as y adolescentes, muchas veces en los adultos que tienen o deberían tener a aquellos a su cargo.

Las intervenciones en las entrevistas posibilitan la apertura de un espacio de alojamiento, que el sujeto tomará o no de acuerdo a su posicionamiento subjetivo. Las entrevistas, que inicialmente se enmarcan en el cumplimiento de un trámite ante el requerimiento de la Ley, permiten el despliegue de la complejidad de la situación a partir de cada sujeto y el entramado familiar en el que está inmerso. Es una instancia delicada tanto para la escucha como para la intervención dado que en ese espacio se pone en juego la posibilidad de que el sujeto vulnerado en sus derechos tome o recupere la palabra y pueda comenzar a significarse algo de la propia historia en el entramado familiar y del lugar que el individuo ocupa en ella.

En ocasiones sin ningún enmascaramiento se observa la repetición de situaciones de abusos, de abandonos y de vulneración como si fueran un continuo en el seno de una familia, una pesada herencia transmitida de generación a generación.

En lo que sigue del presente trabajo intentaré, pensando un caso en particular que, entre tantos otros, captó y motivó mi atención, la articulación con algunos de los conceptos teóricos abordados durante la cursada. Se omitirá cualquier nombre real, incluso de fantasía, las referencias serán dadas en relación al grado de parentesco o por una sigla sin relación con los nombres[2], tampoco se hará referencia al país de procedencia. El caso que elegí podría ser cualquier caso presente o pasado y podría darse en cualquier geografía por presentar dos elementos que parecen ser constantes en casos parecidos, el silenciamiento y el desalojo del sujeto. Este punto lo retomaré sobre el final en las conclusiones.

Uno de los casos que particularmente me interesó no es desde una observación directa durante las entrevistas, sino desde la lectura de legajos y de la reunión interdisciplinaria que mantuvieron el equipo de la DZ, la psicóloga de Fortalecimiento de Vínculos (FV), parte del Equipo de Orientación Educativa (EOE) de la escuela a la que asiste el mayor de los niños y la trabajadora social del Centro de Primera Infancia (CPI) al que concurre el menor de los niños.

El legajo principal fue abierto en la DZ hace aproximadamente 7 años a la fecha cuando llega derivada una niña (NM) de 11 años cursando un embarazo. NM había arribado a la Argentina hacía poquito tiempo para ser alojada en la vivienda de su abuela materna (Sra. AB) que ya residía en Buenos Aires desde hacía varios años. No tenemos referencias acerca de la madre de NM ni datos precisos de lo ocurrido en su país de procedencia más que aquellos que nos permitimos especular para pensar la situación con el único propósito de realizar el intento de una articulación teórica en el presente escrito y dar cuenta de algunas reflexiones:

En principio nos encontramos con NM como protagonista, incipiente púber que al ser víctima de delito[3] sexual queda embarazada, a raíz de lo que es desterrada. No podemos asegurar que el delito haya sido cometido en reiteradas oportunidades, pero podemos presumir que posiblemente haya sido así, incluso darnos el permiso de suponer que fue cometido por lo menos por un adulto perteneciente al entorno familiar o íntimo de NM, quizás una pareja de su madre, quizás un tío de ésta o de NM, podríamos llegar a suponer, sólo eso por desconocer la historia, que pudo haber sido el mismo adulto que, tal vez, haya abusado con anterioridad de la madre de NM, razón por la cual en su país de origen no es realizada la denuncia y se opta por enviar a NM a otro país, lejos de quien y de donde fue cometido el delito.

La pubertad “es el momento en que un sujeto comienza a tomar la palabra” (Szapiro: 1996)[4], en el destierro de NM podemos hacer una lectura de silenciamiento de su voz, de la negación a que tome la palabra. Podemos pensar a partir de esto en cómo fue alojada NM en el deseo del Otro, en la precariedad de ese alojamiento, interrogándonos a la vez acerca de cuáles serán las consecuencias en NM que, además, a tan temprana edad, está próxima a ser madre. Si nos detenemos a pensar en la respuesta de su madre, sin abrir ningún juicio valorativo de quien posiblemente sea un eslabón más en una larga cadena de abusos, que la despacha a Buenos Aires, quizás, dramatizando aún más el drama de estas mujeres, repitiendo una historia, como un Otro alojándola en su deseo en la medida en que ella misma haya sido alojada. Lucila Rodríguez (2012)[5] citando a Lacan en la “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma” refiere que “el sujeto llevará la marca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres, vivirá bajo ese efecto durante largo tiempo de su vida” y se interroga “por aquellos sujetos para quienes el lugar que el Otro le dio construye para ellos un ‘mundo’ que los deja sumidos en la repetición de un destino mortífero”.

Sin dejar de considerar en ningún momento que se trata de un ejercicio de reflexión, especulando una ficción sobre el esbozo de datos reales rescatados de los informes en un legajo, sin olvidar que no hemos escuchado directamente a NM y mucho menos a su madre, de quien además no contamos con ningún dato de referencia más que saber que cursando NM su embarazo decidió enviarla lejos con la abuela, su propia madre. Podemos aventurarnos a suponer en la mamá de NM algo de la repetición de ese destino mortífero, especular acerca de la manera lábil en que haya sido ella misma alojada en el deseo del Otro y, retomando la realidad de NM, preguntarnos qué mundo se construirá para ella a partir de ello, quién encarnará ese Otro que la aloje en su deseo y le permita poner en marcha el suyo propio.

La pubertad es la etapa en la que el sujeto se encuentra ante la posibilidad cierta de ser padre, es una etapa de conmoción en la que se enfrentan cambios físicos, se marca un antes y un después. NM se encuentra no con la posibilidad cierta, sino con la certeza de su maternidad, la maternidad la toma por asalto y allí donde debería ser convocada a tomar la palabra es inicialmente desalojada y silenciada.

La historia de NM continúa en Buenos Aires donde encuentra asilo en casa de su abuela y se ponen en marcha los auxilios desde los organismos del Estado, se supone el abuso en su país de origen pero la niña nada dice al respecto, tampoco puede hacerse mucho por esto más que acompañar y contener a NM y su abuela. Llega el momento en que NM es madre, nace su primer hijo (PH) y el legajo se amplía, el nombre de un niño más completa la portada de la carpeta, siempre son los nombres de los menores los que le dan título, en este caso el de una madre y su bebé. Las vidas de NM y su hijo transcurren entre la casa de su abuela en CABA y la de un hermano de la misma en la localidad de Tigre en el conurbano bonaerense, este hermano de la Sra. AB es un hombre casado que tiene una posición económica resuelta y holgada en contraste con la de su hermana cuya residencia es en un asentamiento de emergencia en condiciones muy precarias. De la Sra. AB hay que mencionar, por las referencias obtenidas a través de quienes la trataron, que es una mujer de alrededor de 50 años pero con apariencia de mayor edad y rasgos de haber tenido una situación de vida adversa y difícil. Se trasladan durante un tiempo y conviven ambas y el bebé en la casa de este hermano casado o en proximidades de la misma, hasta que regresan al asentamiento en el que antes residían y en la DZ se retoma el contacto y seguimiento del caso. Con su hermano la Sra. AB y NM no pierden el contacto y se frecuentan, el mismo les brinda alguna ayuda económica. Teniendo PH aproximadamente 3 años NM vuelve a quedar embarazada, por lo que se lee en los informes la primera y única versión que da y sostiene la abuela es que tuvo un noviecito en donde residían con el que se peleó y ante la situación de embarazo se desentendió del tema, versión que sostiene en principio NM hasta que en algún informe se lee una versión contraria en la que NM relata situaciones de abuso por parte de su tío abuelo producto de las cuales habría quedado embarazada. En entrevistas posteriores NM se desdice y retoma la versión dada por su abuela.

Adolescencia en nuestra cultura es llamado al período entre el momento en que el sujeto por primera vez comienza a tomar la palabra, hacerse responsable de ella y de sus actos. Dice Liliana Szapiro (1996)[6] que la demanda del adolescente es ser escuchado y reconocido como responsable de su palabra y que “el hecho de no serlo trae aparejadas una serie de dificultades en el sujeto en la posibilidad efectiva de realizar su deseo”.

No queda claro en los legajos por qué se desestima la versión de NM del abuso por parte de su tío abuelo, por lo menos en mi lectura seguramente no demasiado exhaustiva, por la información recabada entendí que ante los contradichos y al desmerecer ella misma su propia palabra, sin pruebas suficientes no pudo avanzarse en el camino de una denuncia, pero la duda en cada uno de los actores desde los organismos del Estado quedó como un fantasma rodando el caso y tomando relevancia en el estado actual del legajo pero siempre sin el peso de ser una denuncia, solamente algo que se ha de tener en consideración.

Volvemos a NM, nuevamente víctima de un delito sexual. En compañía de una abuela que se hace responsable y sostiene como puede la situación de su nieta y su bisnieto junto a la de ella misma, para lo que necesita asistencia por parte del estado. En su cambio de versión NM toma la palabra y al parecer es escuchada, pero ella misma se desdice, ella misma se aleja de sus dichos y nos queda el interrogante acerca del por qué. Mucho podemos suponer al respecto ¿Podemos pensar que ese lugar en el que fue alojada en el deseo del Otro construyó para ella ese mundo en el cual queda sumida a la repetición? ¿Es posible dar lectura en ese relato de los abusos de su tío abuelo como una toma de la palabra por parte de NM, en el llamamiento a un Otro que la aloje, que encarne la función paterna y se ponga a la altura de la misma? ¿Acaso podemos suponer que en el desdecirse NM se coloca en lugar de objeto de goce del Otro? Pero sólo son interrogantes, preguntas sin respuestas porque nada sabemos desde ella misma, desde la continuidad de su relato, desde su palabra, no podemos hacer más que especular con posibilidades todas ellas inciertas. No tenemos a NM ahora para que nos diga y escucharla.

Nace el segundo hijo (SH) de NM, el legajo se amplía, titulan la portada ahora el nombre de una madre y sus hijos, uno sobre otro en el orden cronológico en el que fueron incorporándose al mismo: NM, PH y SH, el auxilio del Estado no se interrumpe, pasa el tiempo, NM cumple la mayoría de edad y se marcha, según se refiere retorna a su país de origen dejando a sus hijos al cuidado de su abuela, la Sra. AB, que es la bisabuela de ambos niños. La historia se repite, otra vez el abandono. En la reunión interdisciplinaria se rinde cuenta de la necesidad de PH, de 6 años, que extraña a su mamá, de tener comunicaciones telefónicas con ella, por lo que se prevé desde la DZ intentar arbitrar los medios para que se hagan efectivas dichas comunicaciones, aunque también se rinde cuenta de que la Sra. AB, ha utilizado algunos recurso para contactarla, que ha llamado a familiares con los que podría tener contacto, que todos tienen alguna referencia acerca de su paradero pero ninguno la ubica exactamente ni dónde puede estar, tampoco tienen la posibilidad o saben cómo contactarla. Ambos niños continúan frecuentando la casa del hermano de la Sra. AB, tío abuelo de NM, quien muestra interés por hacerse cargo de uno de ellos, el menor de los niños, de casi tres años, el que se presume, en la sospecha del equipo, es su hijo, pero no del mayor porque presentaría algunos problemas de conducta. Desde la DZ se vela por la continuidad en el vínculo de ambos niños y de ninguna manera se admite que los hermanos sean separados. La trabajadora social del CPI toma a su cargo la inscripción del menor de los hermanos en el sistema educativo para el ingreso a una sala de nivel inicial del Gobierno de la CABA. Las dudas y sospechas sobre el tío abuelo reflotan y toman peso desde la psicóloga de FV que no considera beneficioso para los niños que los tenga a su cargo y continúa trabajando y apoyando el fortalecimiento del vínculo entre los niños y su bisabuela, la que manifiesta su preocupación por los niños en caso de que a ella le pasara algo.

El caso de NM abre a muchos interrogantes y observaciones, por un lado pensar en la inscripción en el deseo del Otro de cada uno de los sujetos que se encadenan en la historia, a qué destinos de repetición parecerían quedar signados, qué mirada les ha sido devuelta a cada uno de ellos por ese Otro y qué significantes los nombran.

 Por otro lado, ya a modo de reflexión personal, en referencia a lo mencionado anteriormente acerca del silenciamiento y el desalojo del sujeto como elementos constantes de ciertos casos que parecen repetirse en diferentes geografías y ser atemporales, involucro una mirada que tiene que ver con una perspectiva de género, que de algún modo, en mi opinión personal, desde el psicoanálisis nos lleva como profesionales a interrogarnos a nosotros mismos acerca del lugar en el que nos posicionamos al realizar nuestra escucha y a cuestionar los relatos por los que estamos atravesados.

Encuentro en la historia de NM algunas similitudes con historias que fui indagando en otros ámbitos, historias de mujeres que a temprana edad, cuando en la pubertad sus cuerpos comenzaron a cambiar, aún antes de que esos cambios fueran notorios, fueron abusadas en el seno familiar, que en algún punto de sus vidas fueron desalojadas, enviadas lejos de sus hogares a la casa de algún otro familiar, puestas a trabajar en casas de familia, o simplemente casadas con el propósito de que sus formas y presencias no fueran una tentación para el abusador. En nuestra cultura es recurrente el silenciamiento del abuso por parte del hombre hacia la mujer, generalmente la voz femenina es silenciada, la víctima es desalojada recayendo en ella la culpa de ese abuso, abandonada a su destino. Sobre el abusador poco se enuncia y el manto de la sospecha y la duda terminan por encubrir su delito, delito del que poco se habla.

En el delito cometido contra NM, algo se desprende casi como impronunciable en referencia al tío abuelo y hay que moverse con el cuidado de evitar una denuncia que, ante la duda por la retractación de la niña en una entrevista posterior días después de haber hecho la primera acusación, podría tomarse como injustificada. Paradójicamente la Ley que protege sus derechos, también protege los de su abusador y el delito termina siendo eso de lo que no se habla.

Me quedo pensando con relación a NM si el marcharse puede leerse como un pasaje al acto, sin dejar de tener en cuenta que la referencia es que volvió al lugar del que había sido expulsada, aunque nadie allá pueda dar debida cuenta de su paradero.

Mientras tanto en el legajo se leen los nombres de sus hijos, debajo del de ella que, por haber cumplido la mayoría de edad, se encuentra tachado, atravesado por una línea en el mismo color de tinta con que fuera escrito.



[1] Szapiro Liliana “De los sujetos que han sido lábilmente alojados en el Deseo del Otro” en Teoría y Testimonios. Volumen I. De una lábil Inscripción en el Otro. Grama Ediciones. Buenos Aires 2012.

[2] Se utilizan para la protagonista del caso NM por ser Niña y Madre; Sra. AB por ser la Abuela de NM y la Bisabuela de los niños; PH y SH Primer y Segundo Hijos respectivamente.

[3] Elijo priorizar el término “delito” en lugar de “abuso” por adherir a la idea de que al referirnos a abuso sexual infantil estamos implícitamente dejando un margen para la suposición de que hay en ese sentido un uso que al ser transgredido da cuenta del abuso.

[4] Szapiro, Liliana: “Acerca de la pubertad y adolescencia” Revista Registros. Buenos Aires: 1996.

[5] Rodríguez, Lucila: “De la repetición de un destino mortífero” en Teoría y Testimonios Volumen I. De una lábil Inscripción en el Otro. Grama Ediciones. Buenos Aires: 2012.

[6] Szapiro, Liliana: “Acerca de la pubertad y adolescencia” Revista Registros. Buenos Aires: 1996.

 

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